“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. (Albert Einstein). Esta frase, impresa en una placa de vidrio transparente, da la bienvenida a las oficinas de Terminales Portuarios y ha sido la voluntad férrea de un grupo de emprendedores, acompañados por talentosos profesionales, quienes, en la búsqueda de beneficios que vayan más allá de los retornos financieros, enfocaron sus energías en dejar un activo que transformara la economía regional de miles de personas. Ellos han conseguido poner al puerto de Chancay como el centro de atención del comercio marítimo del pacífico sur.

Los retos han sido múltiples: sociales, medioambientales, de ingeniería, financieros, constructivos y legales, pero cada uno ha sido resuelto con mística y con el convencimiento de que estamos en una ruta que trae progreso y oportunidades para la región. Este es, sin duda, el tipo de proyecto que el país necesita y hemos tenido la dicha y también la gran responsabilidad de sacarlo adelante.

Hace unas semanas anunciamos con gran orgullo que obtuvimos el financiamiento por US$975 millones para la conclusión de la primera etapa del puerto que estará operativo comercialmente en setiembre del 2024. Este ha sido un hito crucial, que confirma la aprobación y el respaldo de la banca internacional no solo para la empresa, sino también para todo el . Este logro le asegura vida propia al puerto y, en poco más de un año, garantizará que veamos el primer buque comercial entrando a la bahía de Chancay.

Habiendo pasado este hito, creo importante abrazar la sinergia y el momento que ofrece el puerto para traer a la mesa de la opinión pública la relevancia de buscar proyectos transformacionales para el país, como lo será el puerto de Chancay. En esa ruta, quisiera llamar la atención sobre un importante proyecto de integración que, por su magnitud, debe de ser promovido por el gobierno, dado que traería enormes posibilidades de desarrollo agrícola, ganadero, maderero, turístico y energético, entre tantos otros beneficios para la región. Se trata del proyecto del .

Este proyecto nace de un acuerdo tripartito entre los gobiernos de China, Brasil y el Perú, con la finalidad de buscar una ruta ferroviaria que una el occidente de Brasil con la costa del Pacífico. El proyecto ha sido desarrollado por CREC (China Railway Group Limited), la más importante empresa constructora de vías ferroviarias en China. El proyecto se entregó a los países firmantes en el 2016 y, desde entonces, requiere principalmente que el Gobierno Peruano lo active y lo haga suyo para que, al igual que el puerto, sea un proyecto integrador y transformacional.

Son este tipo de emprendimientos los que realmente llevarán al Perú a un nuevo nivel en la ruta del progreso. Son estas mega obras las que permiten llevar el oxígeno del desarrollo a zonas desconectadas del comercio mundial. A modo de ejemplo, en 1893 el Ferrocarril Central llegó a la Oroya, permitiendo que se desarrollaran la agricultura, la ganadería y la minería en la sierra central del Perú. Se generaron miles de puestos de trabajo locales y se integraron los andes centrales peruanos con el comercio mundial a través del puerto del Callao.

Han pasado 130 años y se presenta una nueva oportunidad que calza con la “Iniciativa de la franja y la ruta” de China y que constituye una de las más importantes estrategias planteadas por el gobierno del presidente Xi Jinping para lograr la hegemonía económica y el liderazgo mundial; un proyecto que va mucho más allá de los andes y llega a la riqueza comercial de nuestro vecino Brasil, dejando a su paso una enorme posibilidad de desarrollo para los pueblos andinos y amazónicos del Perú. Para ello, solo se requiere de lo que Einstein llamó la fuerza motriz más poderosa: la voluntad.

José Ignacio de Romaña Letts es vicepresidente de Volcan y director de COSCO Puerto de Chancay