Según el Censo Nacional del 2017, se estima que en nuestro país la población con algún tipo de discapacidad se distribuye, por sexo, de la siguiente manera: un 57% (es decir, 1′739.179) son mujeres y un 43% (esto es, 1′312.433) son hombres.
El Día Internacional de la Mujer, que se conmemora hoy, nos encuentra a las mujeres con discapacidad enfrentando dos grandes barreras. La primera de ellas es la falta de cumplimiento de las políticas públicas en infraestructura, y una poca o nula participación en espacios educativos y de empleo. La segunda barrera es la actitudinal, que dificulta que se nos acepte como parte de la sociedad, a pesar de que luchamos por el reconocimiento de derechos ahora adquiridos a través de iniciativas ciudadanas que se convirtieron en ley (como la 29973) y que no son atendidos ni, mucho menos, cumplidos.
Sin embargo, podemos afirmar que este 8 de marzo nos encuentra más empoderadas y mucho más conscientes de que nuestra lucha es doble, al igual que lo es nuestra exclusión, ya que nuestro trabajo es en el frente interno y en el externo.
En el interno, dentro de nuestras propias agrupaciones, para seguir afianzando nuestras fortalezas con la finalidad de alcanzar una mayor equidad y más justicia social.
En el externo, para seguir conquistando espacios, a través de nuestra participación constante, y sumando esfuerzos para lograr una sociedad equitativa y solidaria en la que se respeten los derechos de todos sin discriminación.
Lograr que se nos garantice el acceso a un empleo digno, luchar por la erradicación de la violencia contra las mujeres y niñas con discapacidad, garantizar la equidad en el acceso a los servicios de salud, participación política, accesibilidad de los espacios públicos, un transporte más accesible, información y tecnología, y conseguir mayores presupuestos para programas y proyectos en beneficio de la población con discapacidad son nuestros objetivos en la visión de un Perú más justo y digno.