“¿Quiénes aquí consideran que ganan menos que sus pares masculinos?”, nos hemos preguntado en una sala de al menos 50 mujeres donde una avasalladora mayoría ha levantado la mano. Nos reúne el seminario “Mujeres y liderazgos en el fútbol” organizado por la UEFA y Conmebol. Periodistas deportivas, futbolistas, árbitras, directoras técnicas, preparadoras físicas, dirigentes, administrativas, jefas de prensa y dueñas de clubes a lo largo del país hemos detenido nuestras actividades durante dos días y un total de 20 horas para escucharnos y mirarnos a los ojos continuamente y, así, darnos cuenta de nuestra precariedad y nuestro deseo de salir adelante en una lucha que a veces parece interminable.
La brecha salarial, la falta de oportunidades, el poco apoyo de nuestros entornos más cercanos y los comentarios en contra por dedicarnos al fútbol son algunas de las igualdades que nos hemos reconocido unas a otras. Trabajar en un espacio mayoritariamente dominado por hombres nos ha permitido saborear la injusticia y el desdén durante años. Porque a muchas no solo nos ocupa el fútbol, tenemos que hacer más de dos o tres trabajos para que nos alcance el dinero para llegar a fin de mes. Lo cierto es que nos hemos ido contentas pensando que hay esperanza y firmeza hacia el cambio, porque a todas nos urge querer hacerle frente a nuestra realidad.
Pero días después, un bombardeo de mensajes y llamadas nos recuerda lo que somos. Nos recuerda que se aproxima aquella fecha. Sí, la de hoy: 8 de marzo. La fecha que nos lleva al sobreprotagonismo de la memoria colectiva. La que nos brinda espacios, publicidades, campañas y nombramientos. La que nos regala gratuitamente una voz y un canto. La que nos lleva hasta lo más alto de las posibilidades a través de nuestras historias, pero, sobre todo, la que nos recuerda que aún seguimos siendo una única fecha. Esa en la que se dan las condiciones para, por fin, estar al frente.
No les vamos a mentir. Es un poco agotador que nos busquen hoy o en los días previos para hablarles de quiénes somos y cómo luchamos. Las mujeres y nuestras historias no solo somos el 8 de marzo. Estamos todos los días en una continua búsqueda por la reivindicación y la conmemoración. Porque nos toca en cada esfera de nuestras vidas: en la niñez, en la adolescencia, en lo económico, en lo social, en lo familiar y en lo laboral.
Desde mi perspectiva, puedo asegurarles que, en los espacios dominados por hombres, como lo es el ámbito futbolístico, hay un enorme grupo de mujeres peleando por ser reconocidas como iguales, sin insultos y sin sarcasmos. Reconocidas como lo que somos, profesionales y amantes del deporte que no es solo deporte rey, sino también deporte reina. Me imagino que a muchas en otros ámbitos les pasa lo mismo. Para ustedes, entonces, no tan feliz 8 de marzo. Seguimos luchando.