Angie Higuchi

El es actualmente un lujo. El y otras golosinas que tienen como componente principal al cacao están en amenaza de encarecimiento debido a su escasez. Un aumento récord en nos alerta de un déficit general del grano de cacao en el mercado mundial. El precio del grano subió un 135% en lo que va del 2024. En febrero, el cacao ha batido los US$10.000 por tonelada –literalmente el precio de un reloj – por primera vez en la historia y ha superado los precios del cobre por primera vez desde el 2003, un metal que se usa para las redes de carga y vehículos eléctricos (“El Economista”, 2024).

Solo en marzo, los precios del cacao se han encarecido en un 50%, duplicando el precio regular. Las razones son la mala cosecha producto de las condiciones meteorológicas desfavorables en, liderado por y , que suponen alrededor del 55% de la oferta mundial. Lluvias intensas propiciaron la proliferación de enfermedades en los cultivos, así como la demora en las cosechas. Posteriormente, una sequía estacional ha mermado aún más la producción (Bloomberg, 2024). Por ello, no se han llegado a las metas de producción y se está generando contrabando del grano de oro negro –denominado así en el Caribe– en países como y .

Aún no estamos pasando lo peor. Puede que los fabricantes de chocolate se queden sin suministros. Si bien los avances tecnológicos han llevado a algunos productores a mejorar los rendimientos a través de la ampliación de la producción, los cacaotales nuevos pueden tardar entre tres y cinco años en producir granos. Además, a pesar de que el alza del precio podría entusiasmar a los cacaoteros, los insumos para la siembra y el mantenimiento de los árboles en medio de una crisis de fertilizantes y cambio climático se han encarecido. Con lo que el agricultor tendrá que invertir el doble para acceder a una misma tonelada de lo que invertía hace apenas un año o dos. Esto, sumado a las regulaciones sobre el no consumo de cacao de áreas deforestadas promulgadas recientemente en la Unión Europea que entraran en vigor a finales de este año (Bloomberg, 2024), puede poner en jaque a los cacaoteros.

Muchos de nuestros cacaoteros peruanos viven del cacao y debemos exigir un precio justo. Sobre todo, si es un cacao fino de aroma, en condiciones especiales como las trabajadas por cooperativas impulsadas por pequeños agricultores con condiciones especiales como el ‘fair trade’ y certificaciones orgánicas. En medio de esta crisis se puede realizar una diferenciación de nuestro cacao, que, por ser uno de los mejores del mundo, debe ser nuestro mayor orgullo y tener un precio diferenciado, incluso en estas épocas complicadas para un producto consumido a nivel mundial, sobre todo en el hemisferio norte. En nuestras manos está convertir la crisis en oportunidad.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.


Angie Higuchi es Profesora e investigadora de la Universidad del Pacífico