Javier Álvarez

El 24 de enero conmemoramos el creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas para reivindicar la como un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva clave para poner fin a la pobreza, asegurar la movilidad social y equipar a las generaciones venideras para hacer frente a nuestro próximo gran desafío como humanidad, que no es otro que el .

Lamentablemente, en un mundo pospandémico, los indicadores educativos no han visto avances significativos, sino, más bien, retrocesos preocupantes. Persisten grandes brechas de desempeño entre los chicos y chicas de los quintiles más ricos y pobres e, igualmente, las mismas brechas se acentúan para la infancia en contextos rurales versus urbanos.

En el Perú, no escapamos de esta realidad. La Evaluación Muestral (EM) del Minedu del 2022 revela que en los últimos tres años los avances en indicadores de conocimientos fundacionales en lectura y matemáticas, o están estancados o disminuyen. En el 2019, en promedio solo 18 de cada 100 estudiantes de segundo de secundaria alcanzaban el nivel “satisfactorio” en matemáticas. En el 2022 solo lo alcanzaron 13 estudiantes. A nivel regional, las tres regiones más rezagadas son Loreto, que además registró un retroceso del 2,2% al 2,1%; Ucayali, con un descenso del 4,7% al 4,2%; y Tumbes, del 8,2% al 4,3%. En todas estas regiones, Unicef está presente trabajando con las autoridades en incrementar la calidad educativa. Sin embargo, necesitamos más apoyo.

A los resultados de la EM se suman los de de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), organismo al que el Perú aspira a pertenecer. Esta evaluación global mide si estudiantes de 15 años de edad pueden usar los aprendizajes escolares para enfrentar las situaciones y desafíos del mundo actual. Los resultados de PISA 2022 nos dicen que más de la mitad de las y los adolescentes peruanos no son capaces, que tanto en lectura (50,4%) como en matemáticas (66,2%) están por debajo del nivel 2 que la prueba establece como punto de partida para poder enfrentar estos desafíos. Los países de la OCDE tienen en promedio por debajo del nivel 2 al 26,3% de sus estudiantes de 15 años para el caso de lectura y al 31,1% para el de matemáticas.

Sin unos buenos aprendizajes básicos, es decir una buena escritura, compresión lectora y matemáticas, los niños y niñas de hoy día no podrán afrontar los retos cada vez más complejos que enfrentará el Perú y así contribuir con el crecimiento sostenido del país y de un estado democrático de derecho. Los estudiantes que aprenden menos tienen más riesgo de abandonar completamente la educación básica y difícilmente culminarán estudios superiores pasando a formar parte del 74% de trabajadores informales existentes sin un empleo dignamente remunerado. Es decir, tenemos a la mitad de una generación condenada a no tener la calidad de vida que toda persona merece y a un país que no se beneficiará con ese talento humano tan necesario para alcanzar el desarrollo integral.

Desde Unicef hacemos un llamado a toda la comunidad educativa para volver a poner en el centro los aprendizajes básicos –las matemáticas, la lectura y la escritura– como pilares de un proyecto educativo inclusivo refrendando para iniciar juntos un proyecto nacional por la educación y garantizar que todos los niños, niñas y adolescentes desarrollen los aprendizajes básicos y competencias socioemocionales que les permitan desarrollar todo su potencial y lograr su plena participación en este cada vez más desafiante siglo XXI.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Javier Álvarez Representante de Unicef en el Perú

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