Justo Cabrera

En los últimos días se ha abierto un debate a propósito de la propuesta del sobre la creación de la Autoridad Nacional de (). Desde hace un buen tiempo, hemos sugerido que tanto la visión como el planeamiento y la ejecución del ordenamiento y el desarrollo territorial, así como el cierre de la brecha de infraestructura en nuestro país, deben ser encargados a instituciones técnicas multidisciplinarias e independientes del gobierno de turno. En esta oportunidad, nos ocuparemos de nuestro planteamiento orientado a la infraestructura.

En los últimos 30 años, los peruanos hemos experimentado las bondades de tener una institución como nuestro Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Con las características antes mencionadas, nos ha llevado a mantener una política monetaria y un control de la inflación que nos permite gozar de una macroeconomía sólida por encima de los problemas políticos vividos durante todo este tiempo. Así, hoy contamos con importantes reservas de alrededor del 30% del producto bruto interno (PBI).

Los conocidos problemas de sobrecostos y corrupción, provenientes de un esquema desfasado de contrataciones de obras públicas, han ocasionado que en los últimos años el Estado se oriente con mayor énfasis a otros sistemas de entrega de proyectos gestionados por acuerdos gobierno a gobierno. Esta tendencia creció tras el éxito demostrado en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, caracterizado por un esquema de gestión colaborativa, mayor transparencia, con una orientación hacia un alto uso de tecnología y contratos estandarizados; elementos que han mostrado su eficiencia en el mundo.

Ante el escenario presentado, planteamos cinco puntos para potenciar aún más esta oportunidad de cambio:

1. La nueva organización que se encargue de cerrar la brecha de infraestructura en nuestro país, mediante un trabajo de largo aliento, debe ser un símil del BCRP; es decir, un organismo técnico A1, multidisciplinario, meritocrático e independiente del gobierno de turno. No hay otra forma de salir adelante. Necesitamos un BCRP de la infraestructura bajo un enfoque holístico proyecto-operación, donde el período mínimo del líder, con un perfil similar al de Julio Velarde que no admita discusiones y esté de preferencia relacionado con la ingeniería civil, sea de cinco años con posibilidades de reelegirse por una sola vez para estimular la línea de carrera.

2. El Perú cuenta con profesionales de primer nivel que pueden liderar esta nueva institución, acompañados de los mejores técnicos o agencias internacionales en una primera e intensa etapa de conformación, que podemos estimar de forma preliminar en dos o tres años.

3. La meritocracia de este BCRP de la infraestructura exigirá de sus funcionarios los más altos estándares de probidad en su vida personal y profesional. Respecto a su perfil profesional, se esperará que cuenten con estudios actualizados y capacitación permanente en instituciones u organizaciones reconocidas de primer nivel que les permita mantener su nivel de responsabilidad con los más altos estándares de eficiencia.

4. Para la etapa de operación y mantenimiento del activo de construcción, este BCRP de la infraestructura deberá establecer mecanismos de concesión para la operación y mantenimiento, al ser un aspecto sumamente crítico para conservar su valor y que en la actualidad no es bien manejado.

5. Debemos considerar que la industria de la construcción ha evolucionado de manera notable y que la tecnología tiene ahora una fuerte presencia. Por lo tanto, debe procurarse el trabajo conjunto de la academia, la industria y el Estado, articulados por esta nueva institución no solo para estar a la vanguardia del conocimiento, sino también para promover su creación y la vigencia de los recursos humanos necesarios.

Nadie vendrá a hacernos la tarea; es hora de asumir nuestra responsabilidad como nación. El debate está abierto.

Justo Cabrera Profesor de la Maestría en Gestión y Desarrollo Inmobiliario de ESAN