"Las personas que participan en esta feria tienen la oportunidad de explorar, jugar, conversar y apreciar los recursos culinarios y culturales de su región". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Las personas que participan en esta feria tienen la oportunidad de explorar, jugar, conversar y apreciar los recursos culinarios y culturales de su región". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Verónica Beytia Ochoa

En julio del 2021, en Puerto Maldonado, nacerá Mireya, una niña que vivirá 100 años y celebrará 300 años de nuestra independencia.

¿Cómo es el donde vivirá?, ¿Cómo es el país que construiremos para ella? ¿Cómo lograremos que viva como una ciudadana responsable y feliz?

Las respuestas no existen aún: es necesario sentarnos alrededor de la mesa para construirlas.

La Feria El País que Imaginamos es una oportunidad para hacerse esas preguntas y responderlas junto a otros en un espacio curado con cuidado, con atención en los detalles y que demuestre respeto por cada persona. Los voluntarios a cargo del evento se aseguran que así sea, en los diversos talleres, performances y espacios de exhibición que conforman la feria.

El equipo del Proyecto Bicentenario, gestionado por la Presidencia del Consejo de Ministros, ha ideado este espacio donde se conversa sobre cómo deseamos vivir juntos. El proyecto trabaja de manera colaborativa con municipalidades y organizaciones locales.

La feria El País que Imaginamos se desarrolló en Arequipa en octubre, en Tacna en noviembre, y volverá a celebrarse mensualmente en una región diferente a lo largo del 2020 como una invitación a visualizar el futuro.

Las personas que participan en esta feria tienen la oportunidad de explorar, jugar, conversar y apreciar los recursos culinarios y culturales de su región.

¿Qué formas de pensar encontramos en la feria? Cuando el visitante recorre las casetas o participa en los talleres, tiene la oportunidad de explorar diversas formas de pensar que son necesarias para ejercer .

1. Confiar en nuestra capacidad para actuar sobre la realidad nos permite modificarla con el poder de las ideas:

Esta manera de pensar, que se vive en cada espacio interactivo de la feria, nos llena de fuerza y nos lleva a la acción, seguros de que en cada momento de la vida cotidiana estamos construyendo el respeto, la inclusión y el progreso que buscamos para nosotros, nuestras familias y vecinos. Imaginar realidades y trabajar colectivamente para crearlas, nos acerca a nuevas formas de felicidad.

2. Somos conscientes del impacto que tienen las decisiones que tomamos, sobre los demás y el entorno:

Esta manera de pensar nos permite ver las consecuencias que tienen nuestros actos sobre el bienestar propio y de los demás, en relación con el espacio físico donde vivimos. Es una invitación a pensar de manera sistémica, para integrar el ayer con el hoy y el mañana; lo que llevamos dentro, con lo que está afuera; lo individual con lo colectivo.

3. Nos comprometemos a relacionarnos con transparencia y buscar el bien común:

Esta manera de pensar nos invita a reconocer la parte de responsabilidad que tenemos en los principales problemas que nos frenan como país y reducen la posibilidad de construir equidad y crecimiento para todos. Nuevos compromisos nos llevan a relacionarnos con apertura hacia el otro y honestidad.

Esta feria aborda algunos de los desafíos que tenemos como país: la lucha contra la anemia en la primera infancia, el combate contra la corrupción y la búsqueda de crecimiento económico con integración, equidad y sostenibilidad. Y lo hace desde un punto de vista constructivo. Como una invitación a todos y cada uno, a participar, a decir lo que pensamos. A ser parte activa en la construcción de las soluciones.

Es una invitación valiente, a imaginar las visiones que deseamos para nuestro país.

La feria nos ofrece, además, una oportunidad particular: incluir las voces de los más jóvenes en la discusión.

Sentarnos a conversar con los niños es algo indispensable en este momento histórico, porque justamente son ellos y ellas quienes tienen más flexibilidad para pensar de maneras originales, para ver múltiples posibilidades donde los adultos ya tenemos ideas preconcebidas y dolores que nos fijan en el ayer.

¿Tendría sentido mirar solamente el pasado en este momento, cuando nos acercamos al bicentenario de la independencia?

El bicentenario es un momento que nos demanda mirar hacia atrás para entender de dónde venimos y, con agilidad, voltear la mirada hacia adelante para crear las imágenes que necesitamos si queremos caminar en armonía, en colaboración, hacia nuevas realidades.