"El sector minero en particular concentra diversos desafíos y oportunidades de mejora en esta coyuntura".
"El sector minero en particular concentra diversos desafíos y oportunidades de mejora en esta coyuntura".
Rollin Thorne Davenport

El filósofo estadounidense, Thomas Kuhn, impulsó la noción de cambios de paradigma para referirse a modificaciones profundas en los supuestos que establecen creencias o patrones en las ciencias naturales. Su aplicación se ha extrapolado a campos como la psicología, la historia o la economía para buscar identificar los procesos responsables de cambios estructurales en nuestras normas y conductas sociales. La gripe española de 1918, por ejemplo, causó un cambio de paradigma que –complementado con la guerra– definió una significativa transformación social.

El concepto de Kuhn se mantiene más vigente que nunca luego de la propagación del y el distanciamiento social que esta conlleva. Todo parece indicar que la inmovilización impuesta por el Gobierno para intentar frenar el avance del traerá consecuencias económicas adversas para el Perú en el mediano plazo. Tanto sectores como la minería, el turismo o la construcción civil –tal como lo indicó Moody’s hace unos días– como los pequeños comercios, serán algunas de las actividades productivas más golpeadas por la actual crisis sanitaria. Sin embargo, toda crisis trae consigo nuevas oportunidades.

El sector minero en particular concentra diversos desafíos y oportunidades de mejora en esta coyuntura. A pesar de que algunas operaciones se han mantenido funcionando con un nivel mínimo de operatividad, muchas se han visto paralizadas debido al confinamiento social. El impacto adverso de la preocupante paralización del sector –el mismo que representa aproximadamente el 9% de nuestro PBI y el 60% de nuestras exportaciones– se profundiza con la propagación de la incertidumbre y la inestabilidad de precios en mercados internacionales. No obstante, el adecuado aprovechamiento de esta situación puede ser el detonante que impulse al sector hacia un afianzamiento de mayores eficiencias, por medio de la innovación y la transformación tecnológica.

Ciertamente, la adopción de nuevas tecnologías será el salvavidas de la industria minera en su esfuerzo por sobrellevar los desafíos del aislamiento social. En este sentido, el sector deberá incorporar mejoras de innovación, no solo para contrarrestar los efectos de la paralización, sino para introducir mayor eficiencia de costos y procesos productivos. El empleo del trabajo y el relacionamiento comunitario remoto, el uso de drones en actividades de exploración geológica o la implementación de ‘machine learning’ en la gestión de data, por ejemplo, serán claves para lograr reactivar el sector e impulsarlo hacia el futuro. Asimismo, es inevitable que la actual pandemia genere el colapso de algunos eslabones en la cadena de valor de la industria. Sin embargo, como lo señala la teoría de la destrucción creativa, esta producirá a su vez oportunidades adicionales para la inserción de nuevas empresas que logren aprovechar avances tecnológicos.

Quizás otra oportunidad de mejora en el sector esté relacionada a los procedimientos de seguridad y salud ocupacional. En este sentido, las empresas mineras –dado el lamentable estado de precariedad del sistema de salud público– podrían complementar los esfuerzos del Estado e introducir pruebas de descarte para sus trabajadores en todas sus instalaciones. Es indispensable que la industria adopte rápidamente cambios en sus políticas de seguridad, en conjunto con las nuevas exigencias de sus grupos de interés, en aras de reactivar la producción lo mas pronto posible.

Sin duda, el efecto inmediato de la propagación del COVID-19 será el primer paso hacia un cambio de paradigma mucho más profundo. En esta transformación del sector, la adopción de nuevas tecnologías tendrá un rol crucial que determine el éxito de la industria minera frente a la pandemia. Todo esto complementado con un esfuerzo de consolidar procesos más eficientes en beneficio de la competitividad productiva del país.

*El autor es analista senior en Responde, firma especializada en brindar consultorías en temas de sostenibilidad al sector minero, bancario, de telecomunicaciones, entre otros.

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