Los resultados electorales del domingo 26 de enero han generado una serie de reacciones a pesar de que aún faltan actas por procesar. A pesar de ello, ya se pueden interpretar los resultados y lo que nos dicen sobre el Congreso electo, y lo que nos podrían decir sobre las próximas elecciones. La participación ciudadana fue alta, algo que no necesariamente sorprende en un país donde el voto es obligatorio, pero lo que sí fue bastante bajo fue el voto blanco y nulo, lo que es una victoria para el presidente Martín Vizcarra, porque muestra que su propuesta de cerrar el Congreso y elegir uno nuevo fue recibida con entusiasmo. La segunda victoria para el presidente es la derrota de muchos de sus principales opositores políticos. Entre los excongresistas que se presentaron a la reelección, solo lograron un escaño quienes fueron vistos por el electorado como honestos. Fuerza Popular, por su parte, fue duramente castigada, pero consiguió al menos posicionar a algunos de sus cuadros.
Ahora bien, ¿qué más nos dicen los resultados? Se tratará de un Congreso muy fragmentado: Acción Popular, el grupo con más representantes, tendría solo 25 escaños de 130. Ninguna otra agrupación tendría más de 22. Las alianzas serán entonces una necesidad, y mucho dependerá de los liderazgos en cada agrupación. La cohesión interna de los grupos políticos es también una interrogante, ya que sabemos muy poco de cada uno de ellos, así como de la militancia particular de quienes han sido elegidos. Es posible que quienes vienen de las distintas regiones busquen representar a sus localidades con la ambición de volver a ellas después del período corto de servicio con la visión de hacer carrera política a nivel regional. En el caso de Puno, por ejemplo, la mujer elegida por Unión por el Perú tiene experiencia en política local. Esto nos remite a la otra particularidad de este proceso electoral, el hecho de que el Congreso sea de tan corta duración. Entre marzo del 2020 y julio del 2021 el Parlamento tendrá que decidir sobre una serie de temas importantes y queda por verse cuánto se logrará con las reformas propuestas.
Pero, sin duda, lo que ha generado mayor sorpresa es la aparición en el mapa electoral de grupos políticos a los que se consideraban poco importantes o irrelevantes. Daniel Urresti, por ejemplo, es el congresista más votado en Lima a pesar de las acusaciones en su contra. Su discurso de mano firme contra la delincuencia y la corrupción ha calado profundamente en el electorado. El contraste con el segundo más votado, Alberto de Belaunde, no podría ser más grande, ya que no solo es uno de los pocos reelectos, sino que representa a los grupos socialmente progresistas siendo abiertamente homosexual. Sin embargo, si bien algunos pueden ver a Urresti como mesiánico, lo que más miedo ha generado es el éxito del Frepap y de Unión por el Perú; este último ha dominado el voto en el sur y tiene entre sus objetivos liberar a Antauro Humala, cambiar la Constitución y formalizar los videojuegos. Su otra propuesta, el servicio militar obligatorio, se entiende por tener en su base un gran número de licenciados del Ejército. El Frepap pasó de ser anecdótico a ser la segunda fuerza del país, y a pesar de que muchos quieren ver en su éxito la rebelión de los lugares más alejados (como Ucayali, donde obtiene uno de los dos representantes), la mayoría de sus votos se concentran en la provincia de Lima.
El éxito de estos dos grupos se debe a una gran variedad de factores, pero no se puede negar que dos de los más importantes son que han hecho trabajo de base por mucho tiempo y, por lo tanto, han logrado atraer los votos de quienes no consideraban que los partidos más conocidos los representaban. Serán solamente quienes sepan leer estos resultados, y actuar en base a ellos, quienes logren surgir en la campaña presidencial del 2021. Esta es una foto de este momento, y cómo evolucione el campo electoral dependerá mucho de la actuación de los grupos políticos y sus representantes en el próximo Congreso. Pero más allá del miedo que les pueda generar a algunos, lo que queda claro es que hay ánimo por un cambio y por hacer política.