Mi grupo de investigación trataba de determinar cuánto fósforo transportaban el viento y la lluvia hacia algunas de las regiones más remotas del oeste de los Estados Unidos y cómo este nutriente podría afectar a lagos y arroyos. Tomamos muestras de polvo en 11 lugares dispersos.
De vuelta en el laboratorio, mirando nuestras muestras a través de microscopios, pudimos ver polen, partes de insectos y trozos de minerales. Pero hubo un intruso inesperado: pequeños trozos de plástico, mayormente microfibras sintéticas utilizadas para hacer ropa. Estaban en todas nuestras muestras. Y en grandes cantidades.
PARA SUSCRIPTORES: Educación, enseñanza y aprendizaje, por Tomás Unger
Había tanto microplástico que calculamos que hasta el 6% de los polvos en esos lugares remotos son microplásticos y que más de 1.000 toneladas métricas se depositan en esos lugares cada año por el viento y la lluvia. Algunos llegaron desde ciudades cercanas, pero la mayoría provenía de lugares mucho más lejanos y representaban décadas de desechos. Cuatro colegas y yo publicamos recientemente nuestros hallazgos en la revista “Science”.
Este desperdicio se ha vuelto tan omnipresente que ahora está en el aire que respiramos. Prevenir un vertedero en tu comunidad no limitará tu exposición. Y todavía hay muchas preguntas. Si el polvo en el Gran Cañón contiene microplásticos, ¿cuántas de estas partículas están en el polvo de la ciudad? ¿Qué efecto están teniendo en el medio ambiente? ¿Son los microplásticos más tóxicos que otras fuentes de contaminación?
Sabemos que los plásticos inhalados pueden producir inflamación y lesiones en los pulmones, y se sospecha que la exposición repetida a estos puede provocar problemas respiratorios, como el asma, y cáncer. La inhalación de microplásticos también puede aumentar la exposición a otras sustancias tóxicas asociadas con los plásticos y su fabricación.
El polvo natural, que incluye los polvos generados por los humanos, y los polvos industriales también pueden contener componentes peligrosos, como el patógeno Coccidioides, un hongo del suelo que causa la fiebre del valle y que puede producir síntomas similares a los de la gripe. Los polvos industriales, urbanos y agrícolas a menudo contienen metales pesados y toxinas sintéticas. La contaminación del aire exterior causa aproximadamente siete millones de muertes prematuras al año y se asocia con enfermedades pulmonares, incluso cuando se ajustan a los factores de riesgo subyacentes. Esas estadísticas probablemente incluyen algunos de los efectos del plástico. Desde hace décadas se sabe que podemos respirar microplásticos. Simplemente no hemos apreciado completamente la escala del problema.
En el 2018, se produjeron alrededor de 359 millones de toneladas métricas de plásticos en todo el mundo. Los plásticos son útiles, por supuesto, y los necesitamos para la medicina, la seguridad alimentaria y la tecnología. Pero, ¿realmente necesitamos decoraciones plásticas para el césped en cada día festivo? La crisis de contaminación plástica parece tener tanto que ver con la industria como con las elecciones de los consumidores. Un estudio del 2017 en la revista “Science Advances” estimó que “si las tendencias actuales de producción y gestión de residuos continúan, aproximadamente 20 mil millones de toneladas métricas de residuos plásticos estarán en vertederos o en el medio ambiente para el 2050”.
Los movimientos contra la contaminación por plásticos han llevado a prohibiciones de pajillas y bolsas. Pero los microplásticos transportados por el aire provienen principalmente de la ropa, los neumáticos de automóviles y la fragmentación de productos y envases usados brevemente y luego desechados.
Reducir el desperdicio de plástico involucra tomar en cuenta la comodidad y conveniencia del consumidor, y ofrecer alternativas sostenibles a los plásticos en todos los peldaños de la escala económica.
El camino a seguir para solucionar este problema no está claro, pero indudablemente requerirá cambios radicales e incómodos. Asumir este problema requiere comprenderlo. Una cosa está clara: estamos respirando microplásticos. Eso no puede ser bueno.
–Glosado y editado–
© The New York Times.