Hoy es mi primer Día de la Madre. Lucía llegó a nuestras vidas un lunes de invierno en junio, y juntos hemos aprendido a querernos, a cuidarnos, y a ser una familia de tres. Ha sido un año de enorme aprendizaje en lo personal, y coincidentemente, el año profesional más importante de mi vida.
A las tres semanas de haber traído una bebe al mundo, me embarqué en un avión rumbo a la Universidad de Stanford para compartir un panel con el entonces presidente Barack Obama y el creador de Facebook, Mark Zuckerberg. Les conté sobre Laboratoria y cómo venimos trabajando para transformar la industria de la tecnología, convirtiéndola en una fuente de oportunidades para miles de mujeres en América Latina.
► LEA TAMBIÉN: Más del 40% de las madres peruanas prefiere viajar
En los meses posteriores he viajado por el mundo abriendo oportunidades para crecer Laboratoria, muchas veces con Lucía en largas horas de avión, y muchas otras sin ella. He trabajado en las noches después de acostarla, los domingos durante su siesta, y de lunes a viernes fuera de casa hasta el final del día. La extraño en cada momento, pero mi trabajo es parte tan importante de mi vida como ella. Me hace feliz, me da independencia y propósito. Y he logrado combinar estas dos partes de mi vida sin morir en el intento porque en los dos ámbitos –en la casa y el trabajo– mi esposo y yo tenemos responsabilidades compartidas.
Yo soy una excepción a la regla. En el mundo, las mujeres hacemos 2,5 veces más trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres (ONU Mujeres, 2015). Este trabajo, fundamental para formar y sostener familias, es usualmente invisible. Irónicamente, del trabajo de criar hijos sanos y productivos depende la fuerza laboral del futuro y la economía global.
► LEA TAMBIÉN: INEI: ‘Más del 65% de las madres en el Perú trabajan’
Cuando sí tenemos la posibilidad de entrar al mercado laboral remunerado, las mujeres ocupamos en mayor proporción trabajos menos calificados, lo que implica ingresos económicos significativamente menores. En el Perú, las que trabajamos en el sector privado ganamos 29% menos que los hombres (Servir 2017). Y por si esto no fuera poco, cuando combinamos el trabajo remunerado y el no remunerado, a pesar de tener menores ingresos, somos nosotras quienes trabajamos más horas.
En una sociedad donde las madres cargan el peso principal del cuidado de los hijos, enfrentamos muchas más barreras para poder ser económicamente independientes. Las consecuencias de esto no son pocas. La falta de ingresos propios es una de las principales razones que dificultan la salida de situaciones de abuso y violencia. Es la limitación de nuestra identidad al espacio privado del hogar. Es no tener la oportunidad de descubrir nuestro talento profesionalmente, más allá de nuestro rol de madres.
Para crear reglas de juego donde la sociedad no nos penalice por ser madres y tengamos oportunidades equitativas, necesitamos a madres en los espacios de liderazgo y toma de decisiones más altos, en lo público y lo privado. Nosotras somos parte fundamental de impulsar la agenda. No las únicas, pues la crianza de nuestro futuro es responsabilidad de toda una sociedad, pero probablemente sí las que lo harán con más fuerza. Licencia de paternidad que nos permita compartir la responsabilidad del cuidado de los recién nacidos. Flexibilidad laboral de ambos padres para ocuparnos de las responsabilidades de nuestros hijos. Un Estado que pueda garantizar cuidado infantil temprano para las familias de menores ingresos.
► LEA TAMBIÉN: Día de la Madre: Prácticas empresariales que más las benefician
Desde mi rol como líder de una empresa social que apuesta por las mujeres, trabajo todos los días para impulsar esta agenda. Quiero construir una empresa donde tengamos mujeres y madres en los niveles más altos de liderazgo, porque les damos lo necesario para que no tengan que elegir entre cuidar de sus hijos o tener una carrera. No lo hago simplemente porque es lo correcto, sino también porque el talento que traen las madres es inmensamente valioso. Criar hijos requiere organización, empatía e infinita resiliencia –todas habilidades traspasables al trabajo–.
Así que en este Día de la Madre, el mejor regalo que nos pueden dar desde donde estén –sean padres, emprendedores, líderes del sector privado o público– es contribuir a construir una sociedad donde las madres tengamos la posibilidad de elegir qué queremos. Donde tener una familia plena y una carrera exitosa sea posible, porque la responsabilidad de la primera no recae solo sobre nosotras.