Gavin Cook

En las sombras de la belleza pintoresca del Perú se oculta una realidad que exige nuestra atención y acción inmediata: la persistente epidemia de la .

A pesar de los avances en diversas áreas, se enfrenta un desafío crítico que afecta a mujeres en todos los estratos sociales y que proviene de prejuicios, actitudes y estereotipos y, por lo tanto, de cómo la sociedad ve a las mujeres y permite que se las trate.

El pasado 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, que marcó el inicio de los 16 días de activismo pautados por la ONU; una campaña que cerró el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

Solo en el Perú, se registra que siete de cada diez mujeres vivirán algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas. En lo que va del año, se han registrado con víctimas que incluyen niñas menores de cinco años. Es una barbarie.

Enfrentar esto exige un compromiso colectivo para implementar medidas concretas y sostenibles. Es imperativo que se fortalezcan y apliquen de manera rigurosa las leyes existentes. Sin embargo, para que pueda haber un cambio a largo plazo, es necesario que la sociedad cambie.

En las últimas semanas, he colaborado en varias actividades con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), como visitar un Centro de Emergencia Mujer (CEM) y conocer más sobre el Programa Aurora y los servicios de atención a las víctimas. No puedo dejar de resaltar su importancia. Proporcionan un respaldo fundamental para las mujeres que buscan liberarse de la violencia. Lugares físicos y símbolos de solidaridad.

Saludo en especial la campaña “Actuemos Ya”. La atención integral a las víctimas –para además evitar su revictimización– es fundamental y, desde el Reino Unido, pueden contar con un aliado para compartir nuestras experiencias. Lo hemos hecho a través de iniciativas como el Centro Violeta, que ha replicado nuestro modelo de Centro de Referencia de Agresiones Sexuales en el Hospital Daniel Alcides Carrión. Esto ha permitido un aumento en cifras de identificación de víctimas. Espero que puedan duplicarse.

Sin embargo, si realmente queremos erradicar la violencia, debemos atacar otros dos ejes: 12 años de educación de calidad para todas las niñas y el empoderamiento de las mujeres. Cortar los ciclos de dependencia y asimetrías de poder que conllevan a la violencia desde la raíz. No se trata solo de cambiar leyes y políticas, sino de transformar la mentalidad arraigada que perpetúa desigualdades y normaliza la violencia. Queremos que los hombres, los niños y toda la sociedad vean a las mujeres no como objetivos de dominio, sino como seres humanos con derechos inalienables.

La educación es fundamental. Las escuelas desempeñan un papel central al ser espacios donde se moldean actitudes y valores desde una edad temprana. Y es esencial que las instituciones educativas tengan políticas claras y protocolos efectivos para abordar cualquier forma de violencia de género.

Esto debe venir acompañado del empoderamiento económico y político: más mujeres con autonomía financiera y con participación en espacios de decisión y de liderazgo, incluyendo dentro de sus propios hogares. Desde hace años venimos trabajando junto con el MIMP en el empoderamiento político con el taller de alcaldesas, incluido un último taller para combatir el acoso político, especialmente el que se realiza en , y cómo utilizar las TIC para este fin.

Finalmente, es imperativo involucrar a los hombres y niños en este proceso. Fomentar una masculinidad positiva, basada en el respeto y la igualdad, es esencial para desmantelar los estereotipos dañinos –reconociendo que estos no solo afectan a las mujeres, sino a toda la sociedad–. Los invito a reflexionar y a comprometerse a ser agentes de cambio para que la violencia y los estereotipos nocivos sean erradicados de nuestra sociedad.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Gavin Cook es embajador del Reino Unido en el Perú