En nuestro país el acceso a los servicios de salud no es para todos, y lo es menos aún el acceso a la seguridad social en salud. La seguridad social –que debiera de ser universal– es exclusiva solo para 10,5 millones de peruanos.
El argumento del Congreso de la República para reducir los aportes de los trabajadores a Essalud es querer darle más dinero a los trabajadores a través de la gratificación, pero a costa de reducir los ingresos de Essalud en más de S/.800 millones en el 2015 y en más de S/.4.000 millones desde que se instauró la reducción temporal.
¿Quién quiere más dinero en el bolsillo a cambio de menos atención? Una reducción presupuestal permanente tendrá repercusiones permanentes y continuará ampliando las brechas en el único sistema de salud en que se atienden exclusivamente más del 90% de los asegurados. No olvidemos que menos del 10% de los asegurados tienen acceso a las entidades prestadoras de salud (EPS), que actúan de manera complementaria a Essalud.
¿Es que algún congresista promotor de la ley tiene un planteamiento para gestionar de manera más eficiente la seguridad social? Muchos podrán decir que los servicios de Essalud no son de la calidad y/o eficiencia deseada, pero los servicios que presta Essalud son la mejor opción en muchas regiones del país en lo que respecta al número de especialidades médicas atendidas, a la gestión de diagnósticos de alta complejidad, a la gestión de trasplantes, al manejo de enfermedades crónicas, etc.
Esto cambiará para bien el día en que se implementen verdaderas reformas en el sistema de prestación de salud del Perú y se potencien la infraestructura y los niveles de resolución en todo el país, en lo público y lo privado, y de manera coordinada.
Desde el lado del Poder Ejecutivo, no queda clara cuál fue la política planteada durante los últimos cuatro años, con recorte presupuestal o sin él. En Essalud no están de acuerdo con el recorte, pero la capacidad de influencia hacia el Ejecutivo y el Congreso ha sido limitada. Recién ahora han pedido un segundo estudio actuarial por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). ¿Analizarán también el impacto que tendrá la reducción en los ingresos en el plan maestro de Essalud al 2021? ¿Qué monto de inversión y horizonte de tiempo requiere Essalud para –realmente– cerrar la brecha que tiene en infraestructura física, camas, equipos y personal médico?
El problema de hoy es la reducción de los ingresos, pero el problema de fondo es la falta de una política sectorial en seguridad social. Haría mal el Ejecutivo en no observar la ley, y en no fomentar un diálogo acerca del futuro de la seguridad social.
Desde hace mucho tiempo, ni el Congreso ni el Ejecutivo ni Essalud (recordemos que su directorio está formado por representantes de los trabajadores, los empleadores y el Estado) ni la empresa privada con intereses en el sector salud se han sentado a dialogar sobre el futuro de la seguridad social en el Perú.
Un verdadero diálogo nos obligaría a dejar de pensar si habrá más “grati” o no; y nos llevaría a pensar en una verdadera política de seguridad social con visión de futuro.