El Grupo de Lima es una iniciativa de catorce países –entre ellos, el Perú– que busca contribuir a la restauración de la democracia en Venezuela y a superar su grave crisis política, económica y social. Sin embargo, tras las declaraciones del secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón, la permanencia de nuestro país en dicho grupo es incierta. En esta edición, dos expertos discuten sobre si es pertinente o no que el Perú se mantenga en el Grupo de Lima.
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El Grupo de Lima en debate, por Oscar Vidarte A.
“El gobierno está obligado a demostrarnos que el Perú no piensa ser un aliado del chavismo”.
El surgimiento del Grupo de Lima en el año 2017, bajo el liderazgo peruano, generó expectativas que no se cumplieron.
La estrategia confrontacional –que implicó desde el reconocimiento de Juan Guaidó como “presidente encargado” (aunque en la práctica nunca detentó el poder) hasta promover el ingreso de ayuda humanitaria en la frontera como una forma de romper la unidad de las FF. AA. venezolanas– no debilitó al gobierno de Nicolás Maduro. Y aunque Estados Unidos formalmente no es miembro del Grupo de Lima (es evidente el trabajo conjunto), la utilización de la amenaza del uso de la fuerza por parte del gobierno de Donald Trump contra Venezuela terminó de deslegitimar al Grupo de Lima. La mayor parte de los países miembros apoyaron la posición de la potencia mundial.
Por ello, el debate no debería pasar por quedarse o salirse del Grupo de Lima, sino que, demostrado su fracaso, deberíamos preguntarnos cuál debe ser el nuevo rumbo a seguir para dar solución a la situación venezolana. Incluso, la actual administración estadounidense estaría buscando nuevos caminos al margen del Grupo de Lima. De acuerdo con Andrés Oppenheimer, en círculos diplomáticos estadounidenses “se está analizando la creación de una nueva coalición internacional para la crisis de Venezuela que algunos llaman G-8”. Esta estaría liderada por Estados Unidos y contaría con la presencia de algunos países latinoamericanos como Brasil y Colombia.
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De acuerdo a lo señalado por el canciller Héctor Béjar, la política exterior peruana va a tener como prioridad “encontrar una solución a la situación venezolana a través del diálogo” y propiciar “la convergencia de todas las iniciativas internacionales con el Grupo de Contacto”, considerada “la alternativa más eficaz para unificar la acción internacional a favor de una solución del problema venezolano”. Recordar que el Grupo de Contacto está conformado por una serie de países europeos y latinoamericanos, y busca la realización de elecciones libres y transparentes en Venezuela.
Esto no implica necesariamente que el Perú se vaya a salir del Grupo de Lima en el corto plazo, oficialmente no existe nada al respecto. Tampoco que va a buscar ser miembro del Grupo de Contacto. Hace tiempo Torre Tagle está buscando un acercamiento entre el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto, podría ser ese el camino. Ciertamente, falta claridad al respecto. Lamentablemente, la OEA debería tener un papel más importante. No obstante, la posición que ha asumido respecto al régimen venezolano la mantiene al margen. ¿Queremos ayudar al pueblo venezolano utilizando canales multilaterales que promuevan una salida pacífica o simplemente buscamos tener una posición principista y confrontacional frente a un gobierno claramente autoritario (olvidando que mantenemos relaciones bilaterales con países autoritarios en diversas partes del mundo, algunos muy importantes para nuestros intereses)?
Es cierto que existe el temor que este alejamiento del Grupo de Lima busque apoyar al régimen de Nicolás Maduro; declaraciones pasadas del canciller nos pueden llevar a creer eso. El gobierno está obligado a demostrarnos que el Perú no piensa ser un aliado del chavismo, sino un país que busca contribuir con la solución de la crisis venezolana.
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En nombre de la democracia, por Cayetana Aljovín
“En estos años, el Grupo de Lima, bajo el liderazgo del Perú, ha intentado restaurar la democracia en Venezuela”.
Mientras que terminaba de escribir esta columna, se publicó una noticia que, para todo aquel que valora la libertad y la democracia, debería llenar de satisfacción. Luego de 4 años, la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, en base a la evidencia de miles de testimonios, ha concluido que se cometieron crímenes de lesa humanidad bajo la administración del dictador venezolano Nicolás Maduro, por lo que se requiere una investigación formal.
Ello no hubiese sido posible sin la participación activa de la comunidad internacional y en especial del llamado Grupo de Lima, instancia creada en el año 2017 por iniciativa de nuestra Cancillería. Desde su fundación, alzó la voz y se convirtió en la voz de millones de venezolanos que claman por su libertad y el respeto de sus derechos.
En efecto, a raíz de los constantes bloqueos por parte del gobierno de Maduro y de los países afines a este régimen resultaba imposible que desde la OEA se pudiese aplicar, como debió ser, la Carta Democrática Interamericana que sanciona a los países que han quebrantado su orden constitucional. Es en este contexto, y siguiendo la tradición peruana de defensa de los derechos humanos y la democracia, que surge el Grupo de Lima, con el propósito de defender los valores democráticos en la región; así como hacerle frente a la crisis política, social y humanitaria por la que atravesaba, y viene atravesando, el hermano país desde hace más de dos décadas.
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En estos años, el Grupo de Lima, bajo el liderazgo del Perú, ha intentado restaurar la democracia en Venezuela. Los esfuerzos en Santo Domingo para poder lograr elecciones justas, libres, y transparentes en el 2018 dan cuenta de ello. Lamentablemente, las negociaciones se frustraron y Venezuela no tuvo la oportunidad de restaurar su democracia, lo que conllevó a que muchos países, entre ellos el Perú, no reconozcan a Nicolás Maduro como presidente de dicho país.
Por otro lado, el Grupo de Lima también expresa una profunda preocupación por la crisis humanitaria por la que atraviesa Venezuela, conforme lo indica el principio noveno de su declaración. En efecto, han sido múltiples los intentos de poder llevar ayuda humanitaria a dicho país. Lamentablemente, ello no ha sido posible por la falta de voluntad del régimen venezolano.
Hace años que la crisis de Venezuela dejó de ser un tema aislado. Hoy es una crisis de la región y, por tanto, su solución es un desafío para todos los países miembro. De más está recordar que son más de 5 millones de venezolanos los que han huido de su país en búsqueda de seguridad y refugio en países con credenciales democráticas como Colombia, Ecuador, Perú, Chile, entre otros.
La política exterior peruana, conforme lo establece el Acuerdo Nacional, es una política de Estado que tiene como compromiso la búsqueda de la paz, la democracia y el desarrollo; así como la firme adhesión de nuestro país a los principios del derecho internacional, en especial los derechos humanos. Por ello, el Grupo de Lima, al representar estos valores, forma parte de dicha política, la cual, como es evidente, no puede ser modificada por los gobiernos de turno. Renunciar a ello sería violentar la vocación democrática del Perú.
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