Para culminar el año de celebraciones y actos recordatorios por los 400 años de la “Nueva crónica y buen gobierno”, de Felipe Guamán Poma de Ayala, la Biblioteca Nacional del Perú presentó una preciosa edición de esta importante obra. Se trata de un gran esfuerzo realizado por el historiador Carlos Araníbar, profesor emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, cuyos trabajos de historiografía e historia virreinal nos son conocidos.
Estamos ante una obra monumental y de indispensable lectura, que permitirá acompañar la investigación, no cerrada aún, respecto a la persona misma del autor, los datos propios de su biografía, el contenido del documento en sí mismo, el valor de las ilustraciones y otros aspectos como la comparación de la obra con la crónica de fray Martín de Murúa autor de “Historia general del Perú” y la supuesta presencia del padre Blas Valera, mentado por algunos como el real autor.
La crónica de Guamán Poma es, sin duda, uno de los más importantes manuscritos ilustrados de nuestra primera historia y parece haber sido escrito en dos líneas paralelas: las del lenguaje formal en hojas manuscritas y el conjunto de 397 ilustraciones, simples y sin color, hechas para transmitir un mensaje a la población no letrada.
La reciente publicación de esta crónica, comentada, ordenada y transcrita es de suma importancia, ya que la lectura misma del texto, en su versión original, se dificulta por la grafía y el manejo del idioma, pues se expresa en un español quechuizado, muestra palpable del propio pensamiento y cosmovisión.
Lo interesante es conocer que el manuscrito fue encontrado recién en 1908 en la Biblioteca Real de Copenhague, Dinamarca, y que en 1936 fue publicado en versión facsimilar por el etnólogo francés Paul Rivet (1876-1958), quien creó el Museo del Hombre de París.
Guamán Poma sorprende notablemente por sus juicios certeros y críticos hacia la administración y gobierno de las autoridades españolas. Su documento estuvo destinado a llegar a manos del monarca Felipe III, al que pretende hacer conocer las injusticias y penurias que pasaba el pueblo natural de estas tierras. El cronista se dirige con esperanza a quien considera que es el legítimo gobernante y, por lo tanto, único capaz de devolver la paz tan quebrada por la presencia de los conquistadores. Cabe señalar que se trata de un pensamiento mítico andino plasmado tanto en texto como en imágenes y que el autor debió suponer que para superar el ‘pachacuti’ o gran cataclismo que se había producido en estas tierras, debía poner la situación en conocimiento del monarca a quien desea trasladar su angustia y mostrar la realidad.
En esta obra monumental, Araníbar nos permite entender esta crónica desde cuatro frentes distintos: el texto íntegramente paleografiado tomado de la versión digitalizada que se conserva en Copenhague, el conjunto de imágenes que contiene la obra original, la versión actualizada y de moderna escritura que resulta importante para el interesado contemporáneo y el invalorable aporte que significan los índices, instrumentos fundamentales para el estudio y mejor conocimiento de la narración misma, las vivencias del autor y el acceso a datos en detalle de toponimias, lugares, flora, fauna, personas y otros.
Quizá una comprensión cabal de lo que puede representar tener acceso a una obra de 400 años de antigüedad se resuma en las palabras del propio Araníbar, quien señala: “Hay algo que hace distinto a Guamán Poma. Es haber mirado las cosas desde adentro, con ojos de indio y no desde afuera, con ojos de español”. En efecto, es desde esa perspectiva única y personal que el cronista nos deja conocer con precisión los usos de su tiempo, el calendario, sus festividades, actividades, tradiciones, costumbres y la presencia evangelizadora. Y es en esa narración en la que inserta las graves denuncias respecto a los abusos que significaba la presencia de algunos conquistadores y es ese espíritu rebelde el que lo lleva a dirigirse al monarca y a afianzar sus textos con dibujos que clarifican y respaldan sus escritos.
Es en ese sentido que el título que brindó a su crónica es muy significativo, pues la primera parte –es decir la “Nueva crónica”– busca relievar el mundo andino visto desde la perspectiva de un natural, mientras que el “Buen gobierno” hace una denuncia expresa de la situación de injusticia a que era sometido el pueblo a través de los encomenderos, miembros del clero y corregidores que hacían gala de mal trato y actitud hostil. Lo interesante es que no concluye la obra con la denuncia, se permite hacer lúcidas propuestas como la supresión de los obrajes, las mitas y las encomiendas y con cierta altanería pero con visión extremadamente aguda señala “sin los indios Vuestra Majestad no vale gran cosa, porque se acuerde que Castilla es Castilla por los indios”.
Esta publicación que nos regala Araníbar ha de convertirse de consulta obligatoria para los investigadores, pues se trata de un texto y de un autor que aún pueden ser investigados, interpretados y mejor conocidos, y es un aporte digno para celebrar los 400 años de la citada crónica. Este esfuerzo se suma a otras actividades entre las que quiero destacar la acuñación de una moneda de plata, realizada por el Banco Central de Reserva del Perú. Esta moneda de valor nominal de un sol replica una ilustración del texto original que lleva como título “camina el autor” y que hace referencia al viaje que hizo Guamán Poma hacia Lima, para intentar entregar su obra al monarca, a quien la dedicó con toda esperanza y buena voluntad.