Después de casi tres décadas de haberla vencido, la preocupación por la inflación vuelve y uno se pregunta: ¿será el inicio de un ciclo ascendente o un efecto transitorio? El aumento de los precios se aceleró en junio y el INEI estimó que la inflación en Lima llegó a 3,3% con respecto al mismo mes del año anterior después de haber sido 2,5% en mayo. Además, fue la primera vez en 45 meses que la inflación superó el límite superior de la meta de inflación del BCRP de 2% (+/- 1%).
Lo sorprendente ha sido el aumento de los precios de alimentos y energía, que llegó a 4,9% y al parecer se debe al incremento de los bienes importados, que llegaron al 10,6%, y a la depreciación del tipo de cambio nominal, que lo hizo en 12,7% en el mismo periodo. El seguimiento de precios que realiza el Minagri indica que los precios de los alimentos siguieron aumentando en julio.
El BCRP, que calcula distintos índices de la inflación extrayéndoles los componentes volátiles, confirma en su comunicado de política monetaria de julio que el aumento de precios es “transitorio” y espera que vuelva a converger a su meta de inflación en los siguientes doce meses. Estima que la inflación, tras excluir estos componentes volátiles, se situó en 1,9% en junio y que las expectativas a doce meses de inflación provenientes de los analistas permanecieron bien ancladas en 2,6% en junio.
Para las amas de casa, el aumento del precio de dólar es un mal augurio y razón no les falta, pues en Perú, a diferencia de otros países, los alimentos y bebidas, muchos importados, tienen un peso excesivamente alto en la canasta de inflación, llegando a 38% del total y en la economía las exportaciones e importaciones llegaron al 43% del PBI en el 2020.
Lo que mantiene a la inflación controlada es el exceso de capacidad en la economía que generó la recesión del 2020, a lo que los economistas llaman la brecha de producto. Esto se manifiesta, por una parte, en los bajos precios de lo bienes y servicios no comerciables, los que no están afectos al efecto del dólar, que aumentaron solo 2,2% en junio; y por la otra, en la caída de los salarios, que en Lima llegó a 7,4% en el segundo trimestre del 2021 con relación al mismo periodo en el 2019, antes de la pandemia.
Un factor que genera alivio es que nuestro BCRP tiene suficientes reservas internacionales como para defender el precio del dólar, tantas que podría retirar todos los soles que hay en la economía y cambiarlos por dólares. Sin embargo, pareciera que esto no sería un buen uso de sus reservas y en algún momento el BCRP, como lo han hecho otros bancos centrales, tiene que decidir si la depreciación es “temporal” o “permanente” y quizás decidir si conviene usar instrumentos más de largo plazo como sería el aumento de las tasas de interés.
Hay que recordar que, durante la pandemia, el BCRP aumentó su emisión de dinero en 45% desde diciembre del 2019 para financiar el programa de “Reactiva Perú” y sabe que, si los ahorristas intercambian sus soles por dólares, van a sobrar muchos soles que podrían presionar sobre la inflación y la respuesta más sensata sería incrementar su tasa de referencia para absorber ese exceso de soles.
La tarea de mantener la inflación controlada se podría complicar por el buen desempeño de la economía, que gradualmente está absorbiendo ese exceso de capacidad de la economía y creando una nueva demanda que presionará sobre los precios. A esto se le suman los planes del recién proclamado presidente Pedro Castillo, quien propone un aumento del gasto público que generará aun mayor demanda. El BCRP estima que este exceso de capacidad en el 2022 será de 4,7% del PBI y si el nuevo gobierno insiste en mantener el déficit por arriba de 5% será suficiente para desatar esta presión sobre los precios.
Tampoco podemos ignorar el entorno internacional y el rebrote de la inflación en EE.UU., lo que probablemente resultará en que la Reserva Federal, tenga que retirar el exceso de estímulo que generó para sacar a la economía de la pandemia y, con el tiempo, también subir sus tasas. El exceso de inyección que generó la Reserva Federal es tan masivo que su balance se expandió a US$8 billones (trillones en inglés), equivalente al 37% de su PBI. Su tarea de reducir el exceso de estímulo monetario y mantener baja la inflación y a la economía creciendo es tan dantesco que muy probablemente ignorará las consecuencias sobre países tan pequeños como el nuestro, pero será como un sifón que atraerá todos los dólares hacia el norte.
Tenemos suerte de tener un BCRP con los instrumentos necesarios para enfrentar estos riesgos y mantener la inflación en su rango meta como dice en su comunicado de julio, pero debemos pensar que tendrá que usar todos los instrumentos disponibles, lo cual quiere decir que en algún momento tendrá que subir sus tasas y enfriar la economía. Los bancos centrales no se caracterizan por ser muy comunicativos, pero en su último comunicado el BCRP cambió la referencia a su postura monetaria de “fuertemente expansiva” a solo “expansiva”. ¿Será un mensaje subliminal?
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