Un cuestionado presidente en el Congreso

Jorge Montoya

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Renuncia o censura

Carlos Zeballos

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“Alejandro Soto no evalúa con ponderación el costo-beneficio de permanecer forzadamente en la presidencia del Congreso”.

Desde nuestro grupo político, Renovación Popular, compartimos la desazón y el desencanto que ha expresado la población por la pésima gestión e imagen del actual presidente del de la República.

Nunca antes la aprobación ciudadana del Poder Legislativo había descendido a niveles catastróficos por la enorme crisis moral que han introducido sectores políticos que no comprenden los alcances del buen comportamiento ético y el respeto a la majestad parlamentaria.

El mejor gráfico de esta suma de incompetencias y desaciertos es , aún presidente del Congreso y cuya caída es inminente, dado el aluvión de denuncias y revelaciones de actuaciones reñidas con la ética profesional.

Sin lugar a dudas, el mérito de Alejandro Soto en la presidencia del Congreso será haber desnaturalizado el perfil para acceder a esta alta función, ya que contar con múltiples denuncias denota un sinuoso trajinar, al margen de cuestionamientos de carácter civil por la construcción irregular de inmuebles y venta de terrenos con evidente mala fe y ánimo de lucro.

Pero, en buena cuenta, tenemos en la presidencia del Congreso a alguien que ha sido elegido y designado, entre otros, por una fuerza política de importante mayoría que, por ahora, en incomprensible alianza con el comunismo, busca controlar el poder sin detentarlo y se refugia en la primera vicepresidencia con afanes clientelistas. Es hora de que los titiriteros asuman su responsabilidad.

Esta fuerza política, con la que compartíamos el ‘Bloque Democrático’ en el Congreso hasta que fuimos traicionados, cultiva con esmero su mayor pasivo, el más grande antivoto histórico en la experiencia electoral peruana, y malgasta su mejor patrimonio, la derrota del terrorismo y la hiperinflación, así como habernos dado la Constitución de 1993, que ha resultado ser el motor del desarrollo nacional.

Es indudable que Alejandro Soto no evalúa con ponderación el costo-beneficio de permanecer forzadamente en la presidencia del Congreso; una situación que puede acabar con su carrera política y con sus días en libertad, ya que vemos que la peligrosa guadaña de la justicia se le aproxima irreversiblemente, con las revelaciones y nuevas denuncias que los medios de comunicación dan a conocer al examinar sus antecedentes y actuación parlamentaria.

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