“La seguridad pública y el orden interno no se agotan solo en la institucionalidad policial, pero no pueden pensarse sin esta”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
“La seguridad pública y el orden interno no se agotan solo en la institucionalidad policial, pero no pueden pensarse sin esta”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
/ Víctor Aguilar Rúa

Un asunto pasa casi desapercibido en el Morro Solar. Todos los días, dos policías se suben a un punto conocido como Las Antenas. Se instalan en un puesto policial con serios problemas estructurales y cuyo mantenimiento depende del compromiso de un grupo de voluntarios. Desde aquí, prestan atención a las antenas que sostienen las telecomunicaciones de la capital, pero también cuidan a decenas de deportistas a los que vieron pasar durante el ascenso. Con una vista privilegiada, observan devora progresivamente nuestro patrimonio cultural.

En paralelo, otro asunto pasa también casi desapercibido, esta vez en la agenda del Gobierno: la cuestión policial. Específicamente, ¿qué temas de fondo se propone implementar para mejorar el funcionamiento de esta institución? Las menciones al tema en el discurso de 28 de Julio del presidente , en los dos discursos de investidura de la Presidencia del Consejo de Ministros y en la política general de gobierno al 2026 son muy genéricas. Como si no se comprendiera la urgencia de responder a la situación de la principal institución responsable de garantizar la seguridad que la ciudadanía demanda –en muchos casos– con angustia.

Lo que ocurre en el Morro Solar es una muestra –pequeña, cercana y simbólica– de un problema crítico que se extiende a nivel nacional. Mirando solo la infraestructura policial, y como se identificó al elaborar las bases para fortalecer y modernizar a la , el 19% de sus inmuebles se encuentra en una muy mala situación, pero resulta difícil invertir en mejoras pues solo el 0,6% está legalmente saneado. Problemas semejantes se extienden al equipamiento, formación y hasta la sanidad policial.

No debemos mirar este asunto como algo meramente sectorial. ¿No es necesario acaso cuidar las vacunas y el oxígeno? ¿No debemos prevenir las estafas a los beneficiarios de los bonos? ¿La reactivación económica no requiere de proteger a las pymes de las extorsiones? ¿El retorno a las escuelas no necesita la tranquilidad de los alumnos y alumnas? ¿No es urgente detener a los traficantes ilegales que amenazan las áreas naturales protegidas y a las comunidades nativas? ¿No es clave desarticular las redes de corrupción en los distintos niveles de gobierno?

Se ha reiterado varias veces que, para atender este tema, no se debe partir desde cero. Ya se cuenta con un instrumento de bases y con una comisión responsable de su seguimiento, con un perfil policial peruano, con un plan para mejorar la educación policial, con acuerdos de colaboración con Naciones Unidas, con un préstamo del BID y hasta con una estimación sobre cuánto invertir (no gastar) para estos fines: aproximadamente S/8 mil millones durante los próximos cuatro años. Hace pocas semanas, la comandancia de la PNP aprobó el Plan Mariano Santos 2030, que detalla los proyectos para superar las brechas del servicio policial en los próximos diez años. Esto es central pues es la propia PNP la que expresa un interés por mejorar.

Estos avances son el resultado de un largo proceso que integra las voces de los expertos y la sociedad civil, pero especialmente de la familia policial. Se entiende que un nuevo gobierno quiera imprimir su impronta y apostar por una reforma policial. Lo que no se comprende es cómo, a puertas de cumplirse los primeros 100 días de gestión, se trate este asunto con tanta timidez. Sobre todo cuando la mayor eficacia de la PNP para brindar seguridad es algo que se demanda continuamente desde casi todas las esferas de la sociedad. Aun cuando se quieran incorporar cambios y mejoras, lo que no es comprensible es que se deje de lado el tema.

La seguridad pública y el orden interno no se agotan solo en la institucionalidad policial, pero no pueden pensarse sin esta. Un gobierno que asuma la cuestión policial con liderazgo y sin temor tiene la oportunidad de garantizar un servicio indispensable para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. A fin de cuentas, lo que importa es que las y los policías que suben a diario al Morro Solar, así como los otros 142 mil a nivel nacional, tengan las condiciones para brindarles tranquilidad a todas las peruanas y peruanos en su día a día.


*El autor fue viceministro de Seguridad Pública del Ministerio del Interior entre diciembre del 2020 y agosto del 2021.

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