Guiomar Alonso

La a través de internet aumenta cada año en el mundo y las mujeres , políticas, activistas y defensoras de derechos humanos son las principales víctimas. Los ataques que sufren van desde el acoso, las expresiones de odio, agresiones físicas e incluso llegan al asesinato. La violencia en línea contra las periodistas es constante y perdura en el tiempo, llegando a tener consecuencias que pueden ser devastadoras para quienes la padecen.

En Perú, debido a los contextos complejos en que las mujeres periodistas realizan su trabajo, están expuestas todos los días a la violencia en línea a través de mensajes misóginos o racistas; son víctimas de noticias falsas; sus perfiles son vigilados; y han sido víctimas de hackeo. Incluso, estas agresiones se prolongan más allá del entorno virtual y llegan a la agresión física a ellas y sus familias, o hasta el acoso judicial, como los casos de periodistas que son denunciadas continuamente sin pruebas que acrediten el delito. Muchas veces son absueltas, pero las denuncias y las campañas de desprestigio en su contra continúan, destruyéndolas emocionalmente.

De esta forma, se busca acallar las investigaciones que realizan sobre diversos temas políticos, corrupción, medioambiente, crimen organizado, violencia de género y sobre abusos y violaciones de derechos a menores de edad. Según el informe The Chilling: Tendencias globales en la violencia en línea contra las mujeres periodistas, publicado por la UNESCO el año 2021, 7 de cada 10 periodistas entrevistadas afirman haber sufrido violencia a través de internet. Además, una de cada cinco periodistas afirma que a raíz de la violencia sufrida en línea las agresiones continuaron fuera de internet. Este estudio recoge las voces de 901 periodistas de 125 países.

Además, el 30% de las periodistas confiesan que se autocensuran en las redes sociales y el 20% prefiere omitir su opinión sobre determinados temas en línea. Por ello, una cuarta parte de las mujeres víctimas de violencia acaba perdiendo sus empleos o no renueva su contrato y la mitad tiene miedo de perderlo. El estudio revela, asimismo, casos en los cuales las profesionales se retiraron de la actividad periodística y, en los más extremos, la violencia digital resultó ser la causa principal de su exilio.

El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos garantiza que toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; y la violencia de género, física o en entornos digitales es una clara violación a los derechos humanos. En muchas ocasiones los instigadores y amplificadores de este tipo de violencia en línea contra las mujeres periodistas son actores políticos y redes extremistas. Por eso, es clave abordar la violencia de manera responsable, evitar que se reproduzca y colaborar en su prevención.

Es una obligación para los Estados adoptar un marco legal e institucional adecuado para atender la violencia contra periodistas, pero especialmente adoptar medidas de protección para mujeres periodistas cuando son víctimas, tomando en consideración las distintas formas de discriminación por otros motivos como su raza, etnia, edad u orientación sexual, entre otros. Además, las autoridades encargadas de proteger e investigar deben ser capacitadas en materia de género para evitar estereotipos discriminatorios a la hora de analizar la credibilidad de la denuncia presentada o culpar a la víctima.

La violencia de género en todas sus formas debe ser abordada desde acciones integrales para la visibilización, concientización y educación a fin de construir sociedades más justas, igualitarias y, sobre todo, libres de violencias.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Guiomar Alonso es representante de Unesco en el Perú