Soy zurdo y he sido discriminado desde que nací. Todos los días me doy cuenta de cómo la sociedad ha sido diseñada para los diestros… hasta en el lenguaje.
A través de la historia, el zurdo siempre fue considerado un aliado del demonio. El diestro y el siniestro. Hoy, esa discriminación pasa desapercibida. Ni se imaginan lo que a un niño zurdo le cuesta aprender a escribir letras que fueron diseñadas para diestros, con lapiceros y cuadernos de diestros.
Napoleón Bonaparte, mi héroe zurdo, decidió esconder la mano derecha, e inclusive cambió la regla para que el ejército marchara por el lado izquierdo del camino. Relacionado a ello, los ingleses manejan a la izquierda para tener la mano derecha libre. La mortalidad de zurdos en las guerras es proporcionalmente mayor, porque las armas están diseñadas para los diestros. Y por la misma razón, el número de accidentes de trabajo es significativamente mayor en los zurdos. ¡No hay derecho!
Cuando era niño mi abuela me amarraba la mano izquierda para que escribiera con la derecha. “Hay que curar ese defecto”. Cuando uso las tijeras con la izquierda esta me termina doliendo. Siempre me fue difícil orientar el cuaderno con espiral, y cada vez que me siento en una computadora, necesito reorientar los implementos, empezando con el mouse. Las puertas y manijas son para los diestros. Y esto es solo lo más aparente. ¡Siempre tenemos que estar adaptándonos!
¿Por qué somos zurdos? Existen centenares de estudios, pero ninguno es concluyente. Hay muchos factores, genéticos y también sociales. Es más, si fuera solo cosa de genes, la frecuencia sería mayor. ¡Muchos zurdos nunca salieron del clóset! El zurdo ya se chupa el pulgar izquierdo desde el vientre materno.
Una interesante hipótesis explica la frecuencia de zurdos en la sociedad. Esta es el resultado del balance entre la cooperación y la competencia. La cooperación tiende a favorecer una población homogénea de diestros y la competencia da ventajas comparativas a los zurdos. Esto se comprobó analizando, por ejemplo, la frecuencia de zurdos en los deportes. El número de zurdos en el tenis, béisbol y pimpón es inusualmente alto: el diestro no está acostumbrado a enfrentar a un zurdo, mientras que el zurdo –experimentado con diestros– tiene una ventaja. Mientras tanto, en tiro, atletismo o golf, el ser zurdo es irrelevante, y por ende la frecuencia se mantiene baja.
Aunque nos gustaría creerlo, no existe evidencia de que los zurdos seamos más inteligentes; sin embargo, tal lateralización nos da ventajas, como el forzarnos a ser mayormente ambidiestros.
Leonardo da Vinci, Albert Einstein, Marie Curie, Barack Obama y hasta Bart Simpson estamos unidos por esa discriminación, donde a los izquierdos nos dejaron sin derechos, pero todavía orgullosos de ser diferentes. Ojo, el penal de Cueva fue pateado con la derecha.