"Es cierto que aún duelen y dolerán por mucho tiempo las muertes que ha cobrado la pandemia del COVID-19".
"Es cierto que aún duelen y dolerán por mucho tiempo las muertes que ha cobrado la pandemia del COVID-19".
Alejandro Neyra

El es un momento oportuno para hacer un balance de cómo nuestro país, diverso y milenario, llega a esta fecha, pero sobre todo para ver los desafíos que tenemos y preguntarnos cómo contribuimos, desde nuestras respectivas responsabilidades, a superarlos hasta alcanzar el bienestar del país.

Hace doscientos años vivimos también un período de crisis multidimensional que llevó finalmente al nacimiento de una nueva república en un tiempo que no estuvo exento de epidemias, problemas sociales y desequilibrios económicos. En el momento actual, más allá de las dificultades, hemos apreciado la fortaleza de los principios que nos dieron la libertad hace doscientos años, expresados en acciones de la ciudadanía –una mucho más amplia y diversa que aquella que se constituyó hace dos siglos– que nos debe dar fe en el futuro.

Es cierto que aún duelen y dolerán por mucho tiempo las muertes que ha cobrado la pandemia del –la que sin duda marcará a quienes hemos vivido en este tiempo del bicentenario– y preocupa el impacto que ha supuesto sobre todo en las poblaciones más vulnerables. Sin embargo, en medio de estas adversidades, hemos visto también muestras de valentía y vocación de servicio en los profesionales de la primera línea; hemos confirmado el liderazgo de muchas mujeres que hacen frente a las dificultades con su inteligencia y trabajo en favor de sus familias y la comunidad, que organizaron ollas comunes y redes solidarias; hemos observado el esfuerzo de la gente por seguir trabajando con más empeño aún para recuperar nuestra economía en todos los espacios de la actividad productiva. Sentimos confianza y esperanza al ver el avance del proceso de vacunación, el cual nos mueve como sociedad y nos permite avizorar hoy un mejor futuro.

Por eso también, pese a las dificultades propias de la pandemia, desde el Proyecto Especial Bicentenario del Ministerio de Cultura, en coordinación con muchas otras instituciones y los gobiernos locales, nos esforzamos en efectuar actos conmemorativos y, en muchos casos, reivindicatorios de personajes heroicos en todas las regiones del país. Se buscó también visibilizar el rol de mujeres cuyo aporte a la independencia había quedado relegado, tanto como el de indígenas y afrodescendientes. Incluso con las limitaciones de la pandemia, hemos logrado organizar el Inti Raymi en Cusco, abriremos las puertas del MUNA al público y hoy tendremos, por primera vez de manera simultánea desde todas las regiones, la realización del homenaje al Perú “Unidos por el Bicentenario”. Apreciar y visibilizar a nuestros compatriotas históricamente olvidados a través de las más variadas expresiones culturales y en diferentes lenguas originarias es un aspecto central para nuestra nación, pues la diversidad de nuestros pueblos andinos y amazónicos y el componente afroperuano enriquecen nuestra identidad como país multicultural, igual que el aporte europeo, tusán y nikkei de las migraciones posteriores.

En este tiempo del bicentenario, quienes hemos tenido el honor de formar parte del gobierno de transición y emergencia –bajo el liderazgo del presidente Francisco Sagasti y la primera ministra Violeta Bermúdez– hemos sido capaces de trabajar en equipo, con decencia, respeto, franqueza y viajando por todo el territorio con el fin de alcanzar soluciones reales para nuestros compatriotas. Se han destrabado proyectos, se aprobaron políticas nacionales, se ha mejorado la capacidad de respuesta del Estado y en poco tiempo demostramos que es posible hacer un cambio con eficiencia e integridad desde el servicio público, sobre el cual además hemos hecho una rendición de cuentas con transparencia hacia la ciudadanía.

Esto pasó porque entendimos que el bicentenario, aún más por las difíciles circunstancias en que lo enfrentamos, es la oportunidad para dejar de lado nuestras diferencias y trabajar sin más agenda que la de mejorar la calidad de vida de nuestros compatriotas, para tender puentes con el sector privado, con las organizaciones sociales, con las iglesias y con todos quienes quisieron sumarse a la única causa que debemos abrazar todos: la del Perú.

Estoy convencido de que si nos reunimos bajo estas ideas, recuperamos estos valores y trabajamos unidos, lograremos que se cumpla la promesa de la vida peruana de la que nos habló Jorge Basadre. Hagamos que el bicentenario sea el momento de construir el país que soñaron quienes lucharon por la libertad hace doscientos años, quienes con cariño por el Perú lo hemos hecho durante todo este tiempo y quienes seguiremos haciéndolo con la convicción de que el Perú merece un destino mejor.

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