"Los problemas del Perú tienen que estar en la agenda de nuestros estudiantes, que son ciudadanos de este país, con derecho a conocerlo de cerca y no solo desde sus libros". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Los problemas del Perú tienen que estar en la agenda de nuestros estudiantes, que son ciudadanos de este país, con derecho a conocerlo de cerca y no solo desde sus libros". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Fiorella De Ferrari

El Perú se ha enfrentado este año a dramáticos resultados por carecer de planes preventivos integrales. Algunos ejemplos han sido el reciente incendio de Las Malvinas o el impacto de los huaicos en las construcciones informales ubicadas en los cauces de los ríos. En este último caso el Gobierno actuó bien, con eficiencia, pero la población sufrió y las pérdidas fueron muy grandes.

Cuando analizamos los grandes problemas del Perú todos vuelven al mismo lugar: la prevención. Esta puede ser abordada desde diversos campos (campañas mediáticas, penalización y fiscalización, etc.). Pero sin duda lo más eficaz para darle poder y autonomía a la población es educarla desde temprana edad. Educar no entendido exclusivamente como el acto de transmitir información relevante, sino como el proceso de construir un pensamiento crítico, propio y capaz de actuar frente a aquello que requiere nuestro compromiso. Para esto necesitamos entender que la escuela es un espacio que puede servir como foro y como laboratorio de soluciones.

Existen buenos ejemplos en el mundo de las escuelas que contribuyen significativamente con el diseño de soluciones para su comunidad. Una de ellas es Ort Mundial, organización educativa enfocada en ciencia y tecnología, que destaca por su innovación y por la preparación de jóvenes competentes para su sociedad en el campo de estas dos áreas. Los jóvenes se gradúan de la secundaria con proyectos finales grupales que proponen un diseño original de algún producto que será una contribución para su comunidad. Estos jóvenes suelen ser muy atractivos en el campo laboral, porque están capacitados para trabajar de forma proactiva y en equipo.

Imaginemos a una escuela similar dedicada a estudiar estos “grandes problemas”: acceso al agua, desastres naturales, corrupción, urbanización posreforma agraria, manejo de la basura, educación, informalidad, partidos políticos, inseguridad ciudadana, unión civil, salud, identidad de género, etc. Invitaríamos a los jóvenes a analizar las problemáticas detrás de alguno de estos conceptos y dejaríamos que, a partir de ellas, se hagan preguntas y seleccionen eso que llama su atención, que los mueve. Para responder esas preguntas, los jóvenes tendrían que hacer un minucioso trabajo de investigación para luego promover el diseño de soluciones que mejoren la calidad de vida de la población. Estas soluciones necesitarían de una aproximación interdisciplinaria, puesto que nuestros problemas no pueden ser abordados y resueltos desde un solo campo de acción.

¿Qué ganaríamos? Ciudadanos. Jovenes con afecto hacia nuestro país. Personas que, a través de estos grandes problemas, conocerían la realidad y se sentirían responsables, incluso no siendo parte directa de los mismos. Ese afecto no sería otra cosa que el deseo de querer cuidar, acoger, hacerse cargo. Pero también ganaríamos tiempo, porque estos jóvenes habrían cultivado una mente creativa y una personalidad capaz de sentirse con la autoridad para hablar, participar y tomar acción dentro de su contexto. Pensemos en cuántas pérdidas hubiéramos podido evitar si hubiéramos tenido jóvenes informados, con estrategias de prevención. Cuántos hijos que hubieran podido tomar acción y ser los propios fiscalizadores de su familia.

Por qué no, entonces, un currículo basado en los “grandes problemas del Perú”. Las diversas disciplinas estarían al servicio de ayudar a construir soluciones y los jóvenes saldrían de la escuela conectados con su país, más interesados en el servicio público, con más habilidades para trabajar de forma conectada en pos de un resultado y capaces de abordar de forma colaborativa el trabajo. Nuestros jóvenes se sentirían ciudadanos competentes antes de cumplir los 18 años y sus decisiones al ejercer su voto serían también más responsables, pues tendrían un punto de vista con relación a lo que el país necesita.

Los problemas del Perú tienen que estar en la agenda de nuestros estudiantes, que son ciudadanos de este país, con derecho a conocerlo de cerca y no solo desde sus libros. ¿No es esta una estrategia eficaz para construir nuestra deseada identidad nacional?