Caroline  Gibu

En un artículo publicado en enero pasado en este mismo Diario, advertí que en el 2022 la Superintendencia Nacional de Migraciones tendría una fuerte demanda ciudadana por pasaportes, no solo porque la vacunación, el retorno a la presencialidad y la apertura de las fronteras podían alentar los viajes al exterior, sino porque más de medio millón de pasaportes electrónico vencerán este año. Por ello, era necesario un plan de abastecimiento y atención al público que permitiera a Migraciones otorgar los pasaportes de manera célere y oportuna tomando en cuenta tanto la demanda por nuevos pasaportes como por renovación, así como temporadas altas. Lamentablemente, no hemos visto hasta el momento ningún plan público que genere predictibilidad y confianza a la ciudadanía.

El pasaporte es un derecho ciudadano. Nuestra Constitución indica que toda persona tiene derecho a su nacionalidad y que “no puede ser privado del derecho de obtener o de renovar su pasaporte dentro o fuera del territorio de la República”. Por lo tanto, dar prioridad de expedición a las personas que tienen urgencia de viajar debe ser una medida excepcional y no permanente. Es cierto que algunos países aceptan el DNI como documento alternativo producto de acuerdos bilaterales, pero es el pasaporte el documento internacionalmente reconocido para transitar. Más aún, es debido a los acuerdos con la Unión Europea y otros países que el Perú se comprometió a expedir pasaportes electrónicos para garantizar mecanismos de seguridad e interoperabilidad de datos y reducir la burocracia de las visas, que afectaban directamente a las personas.

Entre el 2016 y julio del 2021, a través del Premio a las Buenas Prácticas en Gestión Pública, Migraciones obtuvo el reconocimiento de 17 experiencias y ganó el Premio por la implementación de la Tarjeta Andina Virtual (2017). Ante ello, ¿por qué hemos llegado a esta situación de descontrol en la emisión de pasaportes? Es cierto que la emergencia sanitaria golpeó los servicios de las mejores instituciones públicas en el Perú y en el mundo, pero ahora estamos en un momento distinto en el que se requiere capacidades de liderazgo que vayan más allá de obligar a los trabajadores a atender 24 horas seguidas y en fines de semana no laborables. Y me refiero a liderazgos que generen confianza en el público, y no estampidas por escasez real o aparente.

Si realmente llegarán cerca de 800 mil libretas para expedir pasaportes en julio, ¿qué está haciendo Migraciones para mejorar su desempeño? Se deben producir soluciones innovadoras anticipatorias, que generen “líneas paralelas de producción” para la atención de los pasivos, de las nuevas demandas por expedición o renovación, y casos de emergencias, así como sistemas públicos de trazabilidad de los procesos y campañas de información.

Quedan aún en Migraciones funcionarios de carrera, altamente especializados y con experiencia que, con un buen liderazgo, pueden transformar esta situación y otorgarnos a la ciudadanía lo que por derecho nos corresponde.

Caroline Gibu es directora ejecutiva CAD Ciudadanos al Día