Juan Urbano Revilla

El 8 de octubre de 1879, el destino de la guerra de Chile contra el Perú y Bolivia tomó un rumbo irreversible luego de seis meses de una épica campaña naval. Durante aquellas jornadas de combate, todo el Perú seguía atentamente, con fe y angustia, las osadas incursiones del monitor Huáscar y su valeroso comandante, don .

El 15 de setiembre de 1879, en la lista de revista tomada en Arica, se inscribió la dotación del Huáscar, que entró en la última fase de las operaciones navales de la guerra. Entre otras tareas, el 29 de setiembre el monitor cumplió la misión de escoltar al convoy compuesto por la corbeta Unión y el transporte Rímac que, llegando desde el Callao, desplazaban a la 1° División de Reserva del Ejército al mando del coronel Pedro Bustamante, integrada por el batallón “Ayacucho” Nº 3, el “Provisional” Nº 3 y la Columna “Pasco”, más pertrechos y elementos de guerra desembarcados en Iquique (IEHMP, 2016, T.XI., Vol. 2, pp. 444 y 547; García, 1951 p. 30). A partir del 1 de octubre, el Huáscar y la Unión iniciarían su última campaña naval.

Fueron 204 los integrantes de la dotación del Huáscar que participaron en el glorioso el 8 de octubre de 1879, según los partes oficiales recopilados, con indicación de grados y cuerpos militares, puestos desempeñados, nacionalidades y estado al final de la contienda (IEHMP, 2016, T.XI., Vol. 2, pp.751-756).

Aquel día, los bravos del Huáscar dieron las mayores muestras de valor y sacrificio que puedan presentar los defensores de la nación. El buque era la materia y espíritu forjado por Miguel Grau en sus trances de guerra. Es más, la épica nave se constituyó en un altar de la patria en el mar y crisol del pueblo, pues reunió a componentes de todos los estamentos de la sociedad, tanto operarios peruanos y extranjeros, como gente común. Allí estuvieron, desde el contralmirante, los jefes y oficiales de la plana mayor, los oficiales de mar, artilleros de preferencia y ordinarios, marineros, grumetes, fogoneros, carboneros y la guarnición militar del ejército, compuesta por los efectivos del batallón “Ayacucho” Nº 3 y la columna “Constitución”.

Esta guarnición militar de soldados estaba destinada al empleo de ametralladoras y fusilería, al abordaje durante los combates en el mar, tareas de seguridad, entre otras actividades, constituyendo parte de las dotaciones de los buques peruanos. Al iniciar la guerra, los batallones del ejército “Ayacucho” Nº 3 y “Callao” Nº 4, estando aún en la capital y puerto (CPHEP, 1989, T.V., Vol. 1, p. 222), proporcionaron efectivos para la guarnición de las naves nacionales. Por su lado, las naves chilenas también contaron con sus guarniciones militares a bordo.

Entonces, los efectivos nacionales del ejército estuvieron presentes desde el inicio de la campaña naval. Así, en el combate naval de Iquique del 21 de mayo de 1879, la guarnición participó en la victoria del Huáscar que resultó en el hundimiento de la corbeta Esmeralda. El corresponsal de “La Opinión Nacional” a bordo del monitor, Julio Octavio Reyes, mencionó que encontró a la guarnición desde el inicio del combate: “al pie de la ametralladora al capitán de la guarnición don Mariano Bustamante y los señores Retes y Cucalón […] el capitán de la columna Constitución, de guarnición a bordo, señor Manuel Arellano, se portó muy bien durante el combate”. Estos efectivos, quedaron registrados en la relación de combatientes de aquella acción y Miguel Grau los comprendió en su parte oficial al presidente Mariano Ignacio Prado, director de la guerra, mencionando: “Al terminar cábeme la satisfacción de asegurar a V.E. que todos los individuos de la dotación del Huáscar que me están subordinados han cumplido su deber” (S. Prado, 1880, pp. 20-25).

Además, el 23 de julio estuvieron presentes en la captura del transporte de guerra enemigo Rímac y toma de prisioneros del escuadrón chileno “Carabineros de Yungay”, efectuada por el Huáscar y la Unión; parte de la tropa de la guarnición se integró a la nueva dotación del Rímac, como refieren en sus partes oficiales, los comandantes Grau y Aurelio García y García (IEHMP, p. 225), así como el corresponsal de El Comercio a bordo de la Unión (Del Campo, 1920, pp. 66, 144 y 150).

También, el corresponsal de “La Opinión Nacional”, Julio Octavio Reyes, embarcado en el Huáscar menciona el segundo combate de Antofagasta del 28 de agosto, indicando los puestos y conducta de los jefes, entre otros, están los comandantes de la guarnición: Sargento Mayor José M. Ugarteche, Capitán Mariano Bustamante, Sargento Francisco Retes, “¡Todos rivalizaban en valor y temeridad!” (IEHMP, p. 405).

Luego, en el último combate naval, en Angamos, la dotación del Huáscar llevó en sus filas a la guarnición militar del ejército compuesta por 29 efectivos del batallón “Ayacucho” Nº 3, entre clases y soldados, al mando del capitán graduado de infantería Mariano Bustamante, más 16 efectivos de la columna “Constitución”, al frente del capitán Manuel Arellano. Además, como comandante de las guarniciones se encontró el sargento mayor José M. Ugarteche. Todos ellos compartieron el valor y sacrificio de tripulantes y marinos en la jornada del 8 de octubre, entregando muchos sus vidas y cuerpos lacerados, como se anota más adelante.

Sobre los momentos de actuación que les cupo a estos contingentes del ejército a bordo del Huáscar durante la gesta de gloria del combate de Angamos, tenemos las narraciones de reportes periodísticos de ambas partes, que dan luces de los momentos de guerra de las tropas de las guarniciones militares de los buques. En el diario “Tiempo” de Iquique, se publicó:

“Cuando ya el Huáscar se encontraba inmóvil no solo por la consecuencia de las graves averías que había sufrido en su casco y máquina, sino también porque el número de tripulantes que había a bordo era insuficiente para hacerlo andar, de todos los buques chilenos se desprendieron lanchas al abordaje, trabándose sobre la cubierta del blindado un nuevo combate que ocasionó gran número de muertos de una y otra parte; quedando victoriosos los asaltantes merced a la superioridad de su número”. (Reproducido en El Comercio, 8 de octubre de 1979).

Por su parte, el corresponsal de “El Mercurio” de Valparaíso, testigo presencial del egregio combate del Huáscar contra todos los buques de la escuadra chilena, publicó respecto a la acción que les cupo a las guarniciones militares, así como, sobre el irrefutable valor y honor de los oficiales peruanos:

“Inmediatamente, habiendo detenido su marcha [el Huáscar], se arriaron botes del Cochrane y del Blanco para ir a tomar posesión del buque […]. Pocos minutos después abordaba también al Huáscar un bote del Blanco Encalada. Llevaban 15 marineros y soldados de la guarnición del Blanco, y una bomba para apagar los incendios […]. Al abordar al Huáscar el primer bote chileno, estaban todos los oficiales peruanos sobre la cubierta, pero ninguno de ellos entregó su espada, porque momentos antes las habían arrojado al agua. Algunos de ellos, entre los cuales se cuenta el oficial de la guarnición, gritaban: ¡Los peruanos no se rinden!”. (Paz Soldán, 1979, T.I, pp. 217-219).

De esta manera, resulta un menester patriótico rendir homenaje a todos los que a bordo del Huáscar se inmolaron en el holocausto de Angamos, por lo que, al lado de la gloria inmarcesible de Miguel Grau, Elías Aguirre, Diego Ferré y los bravos marinos, están los nombres del comandante de las guarniciones sargento mayor José M. Ugarteche, gravemente herido y los demás integrantes del ejército presentes en la memorable acción, cuyo listado nominal se indica con su estado al término del combate:

GUARNICIÓN DEL BATALLÓN AYACUCHO Nº 3

Comandante: Capitán graduado de infantería Mariano Bustamante (herido).

Clases: Sargento 1ro. Francisco Retes, Sargento 2do. Miguel Salazar (muerto), Sargento 2do. Apolinario Galiano, Sargento 2do. Silverio Chuquiconsa, Cabo 1ro. Justo Payva, Cabo 1ro. Manuel López, Cabo 2do. José M. Estéban, Cabo 2do. Anacleto Alarcón (muerto), Cabo 2do. Fidel Calvo, Corneta José Vargas, Tambor Agustín Salas.

Soldados: Faustino Falconí, Mariano Unga, Fidel Talavera (herido grave), Pedro Zevallos, Benito Fernández (herido grave), Hipólito Beltrán (herido grave), Guillermo Barrios (muerto), José Calderón, Celestino Valdivia, Tomás Flores, Mariano Zegarra (muerto), Pablo Soto, Mariano Vilcahuamán (muerto), Manuel Borja, Víctor Vargas (muerto), Ambrosio Fernández (muerto), Narciso Castillo y Francisco Gutiérrez (herido grave).

GUARNICIÓN DE LA COLUMNA CONSTITUCIÓN

Comandante: Capitán Manuel Arellano.

Soldados: Segundo Calderón, Basilio Chávez, José Menchola, Quiterio Gallardo (muerto), José Cortez, Juan Chunga 2do., Modesto Ruidias, Clemente Luna, José Estrada, José Rivera, Juan Villareal (muerto), Vicente Jiménez (muerto), I. Orué, M. Águila, I. Quiroz y Darío Sanjinez.

Es más, todos los sobrevivientes resultaron prisioneros del enemigo y llevados a Valparaíso. Del total de 33 muertos de la dotación del Huáscar, 10 pertenecieron al ejército, cuyos cuerpos fueron desembarcados y sepultados en Mejillones. De los restos del comandante Miguel Grau solo quedó parte de una pierna. Entre tanto, los heridos quedaron en dicha plaza para su tratamiento inicial.

Posteriormente, se entabló un canje de prisioneros. En virtud de este acuerdo, los chilenos capturados de la Esmeralda, el Rímac y del escuadrón Carabineros de Yungay, fueron permutados por los peruanos que lucharon y sobrevivieron del Huáscar, la Pilcomayo y otros, los que pudieron regresar a la patria, desembarcando en el Callao el 30 de diciembre de 1879.

Entonces, al lado del memorable sacrificio de los que cayeron en Angamos, están los sobrevivientes que no tuvieron grandes recibimientos. Sin embargo, estos combatientes que retornaron siguieron derrochando patriotismo y valor. Un símbolo de ellos, de tantos otros que la historiografía merece rescatar, es el sargento Francisco Retes, de la guarnición del batallón “Ayacucho” Nº 3, quien siendo hombre de fortuna se había enrolado en el ejército, estuvo presente en Angamos, retornó prisionero y volvió a tomar las armas para la defensa de Lima, peleando en las batallas de San Juan y Miraflores. En esta última contienda ofrendó su vida. Lo había dejado todo por el Perú.

Honor y gloria inmarcesible al almirante Miguel Grau, a los valerosos combatientes marinos y a los soldados del ejército de las guarniciones del “Ayacucho” Nº 3 y la columna “Constitución”, que en la epopeya de Angamos siguieron la estela de su insigne comandante al frente del egregio monitor Huáscar.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Juan Urbano Revilla es presidente del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú