El examen del Serums se realizó dejando atrás algunos conflictos y en medio de marchas y contramarchas, ya que luego de decir que el Enam no sería tomado en cuenta para la adjudicación de plazas, finalmente sí fue tomado en cuenta para el Serums 2024-II.
Hay que mirar los resultados desde dos perspectivas. La primera es que este examen no permite evaluar la formación de los médicos porque el 80% de las preguntas eran de salud pública y gestión, que corresponden tal vez a un 15% de su formación. Esto explica los resultados obtenidos. La segunda es que, si se quería evaluar el nivel de conocimientos en temas de gestión, hubiera sido suficiente realizar una capacitación previa y luego hacer un postest, sin necesidad de generar tanto conflicto y gasto.
La medicina es una profesión científica y humanista cuya misión se orienta al logro de la más alta calidad en el cuidado de la salud. Por ello, es indispensable una adecuada formación médica, que es el problema de fondo.
Luego del examen, y más allá de los resultados, la situación no ha cambiado en cuanto al problema de fondo. Así, lo que nos deja este examen es un escenario adecuado para que las instituciones que tienen que ver con la formación de los estudiantes de medicina y la calidad de atención de los médicos, si es que realmente les importa y quieren afrontar responsablemente los problemas, se sienten en una mesa de trabajo a discutir estos temas al margen de sus diferencias personales.
El pasado 6 de setiembre salió la resolución que elimina al Enam como requisito para el proceso del Serums, reemplazándolo por el examen del Serums. La pregunta es: ¿qué cambia con esto? Nada. Las deficiencias en la formación de los estudiantes van a continuar, el porcentaje de desaprobados se va a mantener y la falta de recursos –como análisis, medicinas y médicos– en el primer nivel de atención va a seguir. Ni siquiera tenemos un perfil que defina los médicos que el país necesita, ni sabemos el número de médicos generales y especialistas que requiere nuestro sistema de salud.
Además, tenemos universidades que se forman cual esporas: por generación espontánea, sin ningún tipo de planificación y con una autonomía universitaria mal entendida donde cada facultad crea su propia malla curricular a su libre albedrío fomentado el ejercicio ilegal de la medicina.
Estos, y no otros, son los temas pendientes de solución y que hace necesaria la conformación de un comité de alto nivel intersectorial.
En el juego de la vida y en el deporte es necesario que uno gane para que otro pierda; pocas veces se actúa para que todos ganen. En este conflicto nadie ganó y todos perdieron la oportunidad de discutir estos problemas de manera profesional y responsable, pensando en la razón de ser de la profesión médica: el paciente.
Finalmente, reitero la necesidad de establecer, mediante ley, la obligatoriedad de la aprobación del Enam como requisito para la titulación y colegiación de los médicos.