El Perú ha sido elegido por cuarta vez consecutiva el mejor destino culinario de América del Sur en los World Travel Awards, motivo para enorgullecernos. Y las perspectivas alentadoras no son solo cualitativas, pues los números nos favorecen. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el 2014 llegaron al país más de 3,8 millones de turistas, lo que representa un crecimiento superior al 20% con respecto al 2013. Asimismo, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) indica que de enero a agosto de este año hemos recibido a 2,3 millones de viajeros, casi 8% más que durante el mismo período en el 2014. Y si tomamos datos desde el 2002, cuando el flujo de turistas era de 1,06 millones, el resultado es un crecimiento promedio anual de 11,3%. Una situación ciertamente reconfortante.
Sin embargo, los datos también indican que nuestro potencial está siendo poco aprovechado. Pese a que contamos con las ventajas comparativas para el desarrollo de este sector –y con doce lugares catalogados como patrimonio mundial por la Unesco–, el flujo turístico extranjero muestra que en el 2014 arribaron a Machu Picchu 842.000 personas, mientras que al Colca 124.000 y al lago Titicaca 117.000 (según el Mincetur).
En el resto del país la figura es menos alentadora. A la reserva costera de Paracas llegaron 52.000 personas, al nevado del Huascarán 39.000, al Manu y a las líneas de Nasca 38.000. A las Tumbas Reales del Señor de Sipán 18.000, a Chavín de Huántar solo 7.800 y a las murallas de Kuélap apenas 7.100. Menor fue el registro de visitantes a Caral (3.600), al Parque Nacional del Río Abiseo en San Martín (poco menos de 3.000), a la ciudadela de Chan Chan (apenas 2.800) y a la capital del Imperio Wari (tan solo 2.100). Al parecer estamos sentados en un banco de oro que no sabemos explotar.
Otros países latinoamericanos, con menor patrimonio histórico y cultural, reciben muchos más visitantes. En Sudamérica, Brasil encabeza la lista con 6,4 millones de turistas (según la Organización Mundial de Turismo), seguido por Argentina, que recibe 5,9 millones. También República Dominicana, con sus playas, nos supera, con 5,1 millones. Las cifras de Chile son muy similares a las nuestras, mientras que Uruguay y Colombia no se encuentran muy lejos, con 2,7 y 2,6 millones, respectivamente.
México, que sí tiene un pasado prehispánico y colonial similar al peruano, acogió el 2014 a más de 29 millones de turistas extranjeros. Esto les permitió que, el año pasado, obtuvieran ingresos por US$16.300 millones provenientes del turismo, frente a los US$3.000 millones que alcanzó el Perú. Si bien es cierto que la Unesco le ha reconocido un total de 33 lugares como patrimonio mundial, la diferencia con nuestro país es enorme y sin razón.
En suma, no estamos explotando plenamente nuestra riqueza histórica, geográfica y biológica, lo que constituye un desaprovechamiento de ingresos en una actividad sustancial que se ha convertido en la base de la economía de muchas naciones. Nuestro gran pasado puede ser el motor de un gran futuro. Y, además, una gran oportunidad para dinamizar las economías regionales, con mejores servicios de hotelería y otros negocios turísticos.