En el 2018, Datum realizó la encuesta “Mujer peruana” entre 5.982 mujeres de 11 países de nuestro continente. A la pregunta “¿cuánto tiempo dispone usted para sí misma?”, el 71% de las latinoamericanas respondió “poco o nada”. En el Perú, aún más: 79 de cada 100 no tienen tiempo ni para respirar. Una de las principales dificultades identificadas por las mujeres para estar satisfechas con sus vidas es poder sentirse bien con las decisiones que toman para ser felices, sin dejarse manipular por las presiones del entorno, ¿les suena?
En general, los estudios indican que el Perú es un país medianamente feliz. El Informe Mundial de Felicidad 2023 situó al Perú en el puesto 68 de felicidad entre 143 naciones. Resalta que los países más ricos no son necesariamente los más felices −Estados Unidos es puesto 23−, pero sí lo son aquellos con mayor nivel de confianza, respeto mutuo, soporte familiar, salud y menor corrupción. La felicidad es proporcional a la igualdad de género: Islandia, Finlandia, Suecia, Noruega y Nueva Zelanda destacan por igual en felicidad y paridad entre hombres y mujeres, según el Informe Global sobre Brecha de Género del Foro Económico Mundial 2023.
No perdamos de vista que, en el 2023, el 14,6% de las mujeres en el Perú pasó por al menos un episodio depresivo en el último año, el doble que hombres, según el informe “Perú: enfermedades no transmisibles y transmisibles, 2023″, del INEI. Siendo la depresión el principal motivo de suicidio, entendemos que 7,3 de cada 10 de los 6.085 intentos de suicidio registrados por el Minsa en el 2023 fueron de mujeres, con gran aumento en regiones como Amazonas donde existen altos niveles de violencia de género.
Las mujeres señalan que son criticadas por salir a divertirse, peor aún si son madres. Y para qué mencionar el escarnio a las víctimas de violencia por parte de abogados, jueces y medios de comunicación que justifican las agresiones con argumentos como que “les gusta la vida social” en referencia a jóvenes cuyo delito aparente es salir con amigos de su edad. O las miles de adolescentes que deben asumir las tareas del hogar y cuidado de sus hermanos o hijos provenientes de embarazos tempranos, en lugar de dedicarse a estudiar, soñar con su futuro y compartir con sus amigos.
Nunca es tarde para permitirnos disfrutar de la vida con alegría y autonomía, nunca es tarde para cantar como Marc Anthony “¡voy a reír, voy a bailar, vivir mi vida, la, la, la, lá!”.