Son 32 los equipos de fútbol, representando a sus respectivos países, convocados hoy en Brasil, debidamente instalados en 12 ciudades, para participar en el evento deportivo que mayor teleaudiencia mundial ostenta.
Este fenómeno deportivo, a partir de su inauguración, despertará las pasiones de tres mil millones de aficionados, tanto de los propios países participantes como de todo el mundo, donde cada quien tiene un anhelo de triunfo en el equipo que quisiera sea vencedor en la contienda. Como es obvio, un acontecimiento con tanta trascendencia no solo se refleja en el acto puramente deportivo, sino que envuelve con efecto multiplicador un sinnúmero de actividades relacionadas con el transporte, turismo, el comercio, los servicios, la economía, la seguridad pública y privada, etc. que incluye la propia movilización de los habitantes del país anfitrión.
El caso particular de que la sede del mundial sea en Brasil ha sido la mejor oportunidad para debatir cómo se estructurará el programa de las sedes futuras de tan importante evento. Para el éxito de una competencia deportiva tan intensa y apasionada, es beneficioso que la nación hospitalaria viva y disfrute del fútbol, como ocurre ahora en Brasil, porque ello hace más grata la asistencia de millones de turistas que disfrutan y comparten con la población, los sucesos de la competencia. Este factor debilita el proceso seguido por la FIFA de ir extendiendo las sedes en los diversos espacios del planeta, sean aficionados al fútbol o no como pueden ser las sedes de Sudáfrica o Qatar.
El hecho de que el pentacampeón mundial sea la sede actual, con un pueblo que tiene en sus entrañas la pasión del fútbol, hace que los efectos económicos sean extraordinarios debido a que cuatro millones de personas del extranjero visitarán Brasil durante el mundial y en el 2014 se espera superar siete millones de turistas. Los gastos del turismo que viene del extranjero se estima que en lo que va del año ya superan los 5.000 millones de dólares.
Los impactos en el ámbito laboral son determinantes. Se crearon 279.000 empleos durante la construcción y reforma de los 12 estadios y habrá 18.000 trabajadores voluntarios durante el mundial. Las inversiones que permanecerán luego de la competencia y que favorecerán al país servirán a las Olimpíadas del 2016. Solo en aeropuertos se invirtieron 2.570 millones de dólares y en estadios 3.500 millones, a lo que deben agregarse las telecomunicaciones, la seguridad, la infraestructura turística, la movilidad urbana, etc., que suman una cifra superior a los 10.000 millones de dólares.
El esfuerzo desplegado en la logística y responsabilidad de la seguridad pública contribuirá a la imagen del país, que será apreciado por una población cercana al 50% del planeta. No podemos soslayar el planeamiento territorial y el proceso descentralizador, al haber habilitado internacionalmente 12 ciudades que cubren un territorio siete veces más grande que el Perú.
Hoy todo Brasil celebra la presencia de 32 seleccionados mundiales, presentes en São Paulo, Porto Alegre, Curitiba, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Brasilia, Cuiabá, Manaos, Salvador, Recife, Fortaleza y Natal.
A vivir el mundial, con la esperanza de que el Perú esté presente en Rusia 2018.