El actual Consejo Fiscal se ha dedicado a atacar la gestión de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) con argumentos políticos y no técnicos. Los miembros de este consejo fueron nominados durante el gobierno de Pedro Castillo procedentes de las gestiones de Vizcarra y Humala, acusadas por corrupción. Es sorprendente comprobar el silencio cómplice del consejo en casos tan graves de corrupción y despilfarro como el Gasoducto del Sur Peruano, la refinería de Talara, obras de infraestructura paralizadas por corrupción, casos del club de la construcción, Odebrecht, OAS y sus cómplices, entre otros, en los que el consejo no dice ni pío.
Sorprende también la ligereza con la que este consejo y algunos periodistas califican de irresponsable la exitosa emisión de bonos municipales por S/1.205 millones a 20 años realizada por la MML, sin garantía del MEF. Esta emisión ha recibido calificación de riesgo AA de dos entidades internacionales clasificadoras de riesgo, lo que equivale a una nota de 18 sobre 20. La verdad es que este consejo y sus periodistas que critican la gestión financiera de la MML se callaron y fueron cómplices del despilfarro de fondos recaudados anteriormente por la MML, que se destinaron a pagar planillas infladas, consultorías innecesarias, “mermelada”, pago de “alquileres”, entre otras modalidades, que dejaron a la MML sin capacidad de inversión en infraestructura.
Mi participación en la gestión municipal está demostrando que sin corrupción sí hay plata: es posible invertir los recursos autogenerados y recuperados por la MML en infraestructura metropolitana (viaductos aéreos), seguridad ciudadana, ollitas comunes, agua de emergencia y decenas de acciones concretas en beneficio de los ciudadanos.