"De acuerdo con el estudio de Apoyo ya citado, el costo regulatorio en el Perú, solamente enfocándose en un puñado de regulaciones, asciende a 400 millones de dólares en el período entre el 2013 y el 2018".
"De acuerdo con el estudio de Apoyo ya citado, el costo regulatorio en el Perú, solamente enfocándose en un puñado de regulaciones, asciende a 400 millones de dólares en el período entre el 2013 y el 2018".
Óscar Sumar

Solo hay una cosa que ha aumentado tanto como la competencia en el mercado de telecomunicaciones desde que se privatizó en los noventa: la regulación del sector. no solo ha incrementado sin parar la regulación, sino también la fiscalización y la cantidad de multas impuestas a empresas. Desde que Osiptel nació como regulador en un mercado recientemente privatizado, sin competencia, este crecimiento de su apetito regulatorio es difícil de justificar, aunque no de explicar. Al igual que las empresas, los reguladores también son maximizadores de beneficios, lo cual, en su caso, muchas veces significa aumentar su poder para intervenir en los mercados.

Ante un incremento del precio de Internet fijo por , los usuarios presentaron múltiples quejas ante el regulador, que no dudó en paralizar los incrementos de precio y anunció que estudiará si regulará los precios en el futuro. Para Osiptel, esto se justificaría porque Movistar habría aumentado varias veces su precio desde el 2018 y ostentaría una posición de dominio. Uno dirá, ¿por qué entonces los consumidores no se cambian a otro operador? Osiptel también tiene respuestas para esto: i) los consumidores no somos racionales; y (ii) Movistar ofrece cosas que otros no (¿esto es malo?).

El propio presidente del directorio de Osiptel, , ante esta disyuntiva sobre regulación de precios, señaló en su cuenta de Twitter: “… Los precios de Internet… no son regulados… y gracias a ello las tarifas han bajado sustancialmente en el tiempo”. Incluso remató: “A los que les gusta la regulación de precios, dense una vuelta por Venezuela”. Sin embargo, horas después, el mismo (¿?) Muente dijo: “… Osiptel ha decidido evaluar la existencia de condiciones que nos permitan regular los precios de Telefónica en el servicio de Internet fijo”.

¿A quién seguir entonces? Creemos que Muente amigo del libre mercado tiene más sustento. De acuerdo con un reciente estudio de Apoyo (2019), los precios de Internet fijo no solo se han reducido alrededor del 40% en los últimos años, sino que la competencia ha aumentado y el servicio ha mejorado. Además, como bien señala Muente, el modelo de regulación en el Perú es uno en el que no se castiga la posición de dominio por sí misma (que puede ser obtenida muchas veces por ofrecer mejores productos); y, ciertamente, no se regulan precios. En su faceta de garante de la libre competencia, Osiptel puede verificar que no se abuse de la posición de dominio a través de prácticas exclusorias (por ejemplo, una injustificada negativa de contratar), pero no explotativas (regulación de precios).

Este apetito regulatorio de Osiptel no es inocuo. De acuerdo con el estudio de Apoyo ya citado, el costo regulatorio en el Perú, solamente enfocándose en un puñado de regulaciones, asciende a 400 millones de dólares en el período entre el 2013 y el 2018. Una de las consecuencias del sobrecosto regulatorio es el aumento del precio de los servicios, justamente. Otra consecuencia es la reducción de la competencia. No es de extrañar que una empresa ágil e innovadora como Virgin Mobile decidiera retirarse del mercado peruano por culpa de los sobrecostos de la regulación.

Osiptel parece estar sirviéndose a sí mismo y no a la sociedad. En este escenario, cabe preguntarnos si nuestro modelo regulatorio posprivatizaciones se ha agotado y necesitamos repensarlo.

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