El 80% de la inversión es privada y 20%, estatal. Todos los peruanos debemos exigir que la inversión pública sea eficiente y nos brinde los servicios de salud, nutrición, educación de calidad, infraestructura básica de agua, desagüe, transporte y comunicaciones, y, también, seguridad y justicia. La crisis sanitaria ha demostrado que tenemos que fortalecer el Estado.
El 20% de la inversión privada es extranjera. Esta debe ser bienvenida porque contribuye con capitales que vienen con nuevas tecnologías y procesos más eficientes que contribuyen a la competitividad de nuestro país. La gran mayoría de la inversión privada, empero, es nacional, de peruanos que merecemos respeto y estabilidad. Ese sector privado nacional está compuesto por miles de compañías de la micro, pequeña, mediana y gran empresa. Peruanos que trabajan y se forjan un futuro, y que contribuyen al bienestar de sus familias y del Perú.
El nuevo gobierno presidido por Pedro Castillo debe buscar eficiencia y competitividad tanto en la inversión pública como en la privada. En lo público, haciendo bien lo que le corresponde; en lo privado, dando las condiciones para el emprendedurismo. Ese sector privado pujante y proactivo tiene mucho que ofrecer, y es responsabilidad del gobierno incentivarlo y promoverlo. No se trata de quedarnos en la discusión entre lo público y lo privado, se trata de potenciar ambos. Se trata de promover lo peruano, integrándolo al mundo con investigación, desarrollo e innovación.
Competitividad con sostenibilidad es lo que debemos esperar tanto del sector público como del privado. Competitivos a nivel mundial. Ser sostenibles significa un equilibrio entre el cuidado del medio ambiente, el desarrollo social y el desarrollo económico.
La industria manufacturera es fundamental en cualquier país. Industrializarnos debe ser una prioridad, integrando a la minería, la construcción, la agricultura y a todos los sectores productivos. ¿Cuántos puestos de trabajo se podrían generan si industrializáramos nuestro cobre? ¿Cuánto podríamos potenciar esa industrialización si nos aliáramos con Chile para hacer un centro de industrialización de ese cobre? Perú y Chile producen el 40% del cobre del mundo. Podemos promover que esto suceda.
Nuestra industria minera formal es de las más competitivas del mundo. Tanto en el talento, donde contamos con 19 escuelas de Ingeniería de Minas y otras tantas de Geología y Metalurgia, así como otras ingenierías que se necesitan en minería, como la civil, la mecánica y la eléctrica. La minería contribuye mucho en el esfuerzo de descentralizar nuestra economía y genera empleo en zonas alto andinas, donde otras industrias no lo pueden hacer. No podemos vivir de espaldas a la sierra ni a las áreas rurales de nuestro país. Es nuestra obligación generar actividad económica en esas regiones. La minería y la agricultura son bastiones de la descentralización de nuestro país.
Nadie puede negar que la agricultura es importante y que hay que promoverla. Pero esa promoción debe ser hecha incentivando su competitividad. No vamos a avanzar si seguimos con agricultura de subsistencia, debemos potenciar la agricultura con tecnología e innovación.
Asimismo, debemos potenciar nuestro turismo, mostrando las maravillas de nuestro país, y eso solo lo podremos hacer si ofrecemos seguridad y conectividad con el resto del mundo. El Perú ofrece turismo cultural, algo de playas, turismo gastronómico, pero principalmente su gente y su ancestral cultura. ¡Pongámosla en valor!
El comercio, la construcción y los servicios financieros tienen un gran potencial acompañando a las otras industrias. No cabe duda que la humanidad se orienta a los servicios y que los países más desarrollados son economías de servicios. Muchos jóvenes se orientan a esos sectores y son fuente de generación de empleo. Por ello, la educación de calidad y la capacitación laboral son imprescindibles.
El verdadero desarrollo del Perú está en la asociación público-privada, donde cada cual cumpla con su rol. Necesitamos estabilidad política, social y económica para desarrollarnos, y eso es lo que esperamos del nuevo gobierno. Nada lograremos si no generamos confianza para la inversión. Eso es lo que nos llevará a ser un país próspero y desarrollado en el tercer centenario de nuestra independencia.
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