Juan Manuel Ostoja

En nuestro país, la juventud representa aproximadamente el 23% de la población, por lo que nuestro futuro dependerá de la energía y las ideas de nuestros jóvenes. ¿Estamos como sociedad ofreciendo las herramientas y oportunidades necesarias para que ellos lideren un futuro mejor para el Perú?

En un contexto marcado por la desconfianza en la democracia y el ausentismo electoral, la respuesta es compleja. Pero algo tenemos que hacer. Y, con el esfuerzo de instituciones académicas y de IPAE Acción Empresarial, ya lo estamos haciendo.

Según el Latinobarómetro 2024, el Perú vuelve a ocupar el penúltimo lugar en satisfacción con la democracia en América Latina, solo superando a Haití. Esta desconfianza se refleja en la apatía electoral: el 26% de los jóvenes no participó en las elecciones del 2020, lo que representa casi 1,5 millones de ciudadanos ausentes en un sistema ya debilitado por la fragmentación partidaria.

Además, el fenómeno de la fuga de talento es un peligro adicional: los jóvenes que abandonan el país se han multiplicado por cuatro, buscando en el extranjero las oportunidades que no encuentran en casa. En este contexto, iniciativas como CADE Universitario son cada vez más importantes.

Este foro reúne desde hace 30 años a líderes estudiantiles de todas las regiones del país con un objetivo claro: inspirar, capacitar y movilizar a una generación que crea en la posibilidad de un Perú mejor. No se trata solo de palabras; los resultados hablan por sí mismos. Antes del último CADE Universitario, un 66% de los participantes consideraba la democracia el mejor mecanismo para resolver los problemas del país. Tras el evento, este porcentaje subió al 86%. Este cambio, entre otros, es un testimonio del poder transformador de la reflexión y la acción colectiva en nuestra juventud.

La labor no termina en un evento anual. En los últimos dos años, hemos realizado 17 réplicas descentralizadas en todo el país, creando a través de la Comunidad de Jóvenes Líderes de IPAE una red activa de jóvenes que continúan fortaleciéndose mediante capacitaciones y actividades permanentes. Este impacto descentralizado es crucial en un país con profundas brechas y un centralismo histórico que ha marginado a miles de talentos.

La visión de futuro de iniciativas como esta va aún más lejos. En el 2025, esperamos impactar a más de 100 mil jóvenes, sumando nuevos proyectos como CADE Escolar, dirigido a alumnos de los últimos años de secundaria y otras iniciativas de mayor alcance por la vía digital. Este esfuerzo busca no solo fortalecer la democracia, la ciudadanía y las instituciones, sino también inculcar a futuro otros valores esenciales para el desarrollo, fundamentales para construir una sociedad más justa y sostenible.

Lo que está en juego aquí no es solo el futuro de los jóvenes, sino el de todo el Perú. Formar una nueva generación de líderes comprometidos con el país significa reforzar los cimientos democráticos y asegurar un desarrollo sostenible para las próximas décadas. Para lograrlo, es necesario que todos los sectores de la sociedad se comprometan. Los empresarios, académicos y la sociedad civil tienen un papel crucial que jugar. Es hora de sumar esfuerzos y reconocer que aquí nadie sobra.

En busca de sumar esfuerzos, nuestro llamado es ahora a la comunidad empresarial y a los líderes influyentes del país: invirtamos en nuestro futuro. Sumémonos a esta campaña para fortalecer el vínculo entre ciudadanos y una buena política, promover el liderazgo juvenil y construir un Perú donde la democracia sea una realidad tangible y medible, más que una aspiración.

Juntos podemos hacer del Perú un gran lugar para vivir y desarrollarse. La oportunidad la tenemos en nuestras manos.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Juan Manuel Ostoja es CEO de Usil y director de IPAE Acción Empresarial

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