Durante más de un año, niños y jóvenes de todo el mundo han estado en huelga por el clima. Lanzamos un movimiento que desafió todas las expectativas, con millones de personas prestando sus voces, y sus cuerpos, a la causa. Hicimos esto no porque era nuestro sueño, sino porque no vimos a nadie más tomando medidas para asegurar nuestro futuro. Y a pesar del apoyo vocal que hemos recibido de muchos adultos, incluidos algunos de los líderes más poderosos del mundo, todavía no vemos un cambio.
Hacer una huelga no es una elección que disfrutamos; lo hacemos porque no vemos otras opciones. Hemos visto cómo se desarrollan una serie de conferencias de las Naciones Unidas sobre el clima. Innumerables negociaciones han producido compromisos muy publicitados pero vacíos por parte de los gobiernos del mundo; los mismos gobiernos que permiten a las compañías de combustibles fósiles extraer cada vez más petróleo y gas, y arruinar nuestros futuros para su beneficio.
No confíe en nuestra palabra: los científicos están haciendo sonar la alarma. Advierten que nunca ha sido menos probable que limitemos el aumento de las temperaturas globales a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, el umbral más allá del cual se desencadenarían los efectos más destructivos del cambio climático.
Peor aún, investigaciones recientes muestran que estamos en camino de producir 120% más combustibles fósiles en el 2030 de lo que sería consistente con limitar el calentamiento a 1,5 °C. La concentración de gases de efecto invernadero que calientan el clima en nuestra atmósfera ha alcanzado un nivel récord, sin signos de desaceleración. Incluso si los países cumplen sus compromisos actuales de reducción de emisiones, nos dirigimos a un aumento de 3,2 °C.
La investigación muestra que la contaminación por la quema de combustibles fósiles es la amenaza más importante del mundo para la salud de los niños. Solo este mes, se entregaron cinco millones de máscaras en las escuelas de Nueva Delhi, la capital de la India, debido a la contaminación tóxica.
La ciencia está clamando por acciones urgentes, y aun así nuestros líderes se atreven a ignorarla. Entonces, seguiremos luchando.
Después de un año de huelgas, nuestras voces se escuchan. Estamos siendo invitados a hablar en los pasillos del poder. En la ONU, nos dirigimos a una sala llena de líderes mundiales. En el Foro Económico Mundial en Davos, nos reunimos con primeros ministros, presidentes e incluso el Papa. Hemos pasado cientos de horas participando en paneles y hablando con periodistas y cineastas. Nos han ofrecido premios por nuestro activismo.
Nuestros esfuerzos han ayudado a cambiar la conversación sobre el cambio climático. La gente ahora discute cada vez más la crisis que enfrentamos, no en susurros o como una ocurrencia tardía, sino públicamente y con un sentido de urgencia. Una encuesta reciente mostró que en siete de los ocho países incluidos el colapso climático se considera el problema más importante que enfrenta el mundo. Otro confirmó que los escolares han liderado el camino para crear conciencia.
Con el cambio de opinión pública, los líderes mundiales también dicen que nos han escuchado. Dicen que están de acuerdo con nuestra demanda de medidas urgentes para hacer frente a la crisis climática. Pero ellos no hacen nada. Mientras se dirigen a Madrid para la sesión 25 de la Conferencia de las Partes (COP25) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, señalamos esta hipocresía.
El viernes 29 salimos a las calles en todas partes del mundo, y en Madrid, Santiago y muchos otros lugares lo haremos durante el 6 de diciembre durante la conferencia climática de la ONU. Escolares, jóvenes y adultos de todo el mundo se unirán, exigiendo que nuestros líderes tomen medidas, no porque lo queramos, sino porque la ciencia lo exige. Después de todo, la crisis climática no se trata solo del medio ambiente. Es una crisis de derechos humanos, de justicia y de voluntad política. Los sistemas de opresión coloniales, racistas y patriarcales lo han creado y alimentado. Necesitamos desmantelarlos a todos. Nuestros líderes políticos ya no pueden eludir sus responsabilidades.
Algunos dicen que la conferencia de Madrid no es muy importante; las grandes decisiones se tomarán en la COP26 en Glasgow el próximo año. No estamos de acuerdo. Como la ciencia deja en claro, no tenemos un solo día que perder. Hemos aprendido que, si no damos un paso adelante, nadie lo hará. Así que mantendremos un ritmo constante de huelgas, protestas y otras acciones. Nos volveremos más y más fuertes.
La acción colectiva funciona; lo hemos demostrado. Pero para cambiar todo, necesitamos a todos. Todos y cada uno de nosotros debemos participar en el movimiento de resistencia al cambio climático. No podemos simplemente decir que nos importa; debemos mostrarlo.
Únase a nosotros. Participe en nuestras próximas huelgas climáticas en Madrid o en su ciudad natal. Muestre a su comunidad, la industria de los combustibles fósiles y sus líderes políticos que ya no tolerará la inacción ante el cambio climático. Con los números de nuestro lado, tenemos una oportunidad.
Y para los líderes que se dirigen a Madrid, nuestro mensaje es simple: los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes. Actuar en consecuencia.
–Glosado y editado–
*Este artículo también fue firmado por Evan Meneses (Australia) e Hilda Flavia Nakabuye (Fridays for Future de Uganda).