Primarias en Estados Unidos, por Alberto de Belaunde
Primarias en Estados Unidos, por Alberto de Belaunde
Alberto  de Belaunde

En febrero los dos grandes partidos políticos de –el demócrata y el republicano– iniciarán las elecciones primarias para elegir a sus candidatos presidenciales. Ambos ya están calentando motores, con la presentación de sus precandidatos y la organización de debates internos televisados.

La manera cómo llevan estas primarias tiene mucho que ver su esquema federal, dándole mucha importancia a un enfoque estatal sobre un enfoque nacional. Así, la elección no se lleva en todos los estados en simultáneo, sino que los estados van votando a lo largo de cinco meses, según el cronograma que ellos establecen. 

Este modelo permite que estados con poca población ganen gran importancia política. Por ejemplo, Iowa o Nuevo Hampshire son los primeros en votar, ayudando a encumbrar o dilapidar precandidaturas para el resto del proceso. En general, los precandidatos no pueden descuidar ningún estado, pues una “mala racha” en dos o tres estados seguidos puede terminar desbarrancando sus aspiraciones.

Otra característica es la libertad de participación que se brinda a quienes quieren postular por alguno de dichos partidos. No se solicita militancia formal, experiencia pública previa, ni requisitos más allá de los que establece la propia Constitución para ser presidente. Ello explica por qué a la fecha hay 18 precandidatos demócratas y más de 30 precandidatos republicanos buscando la respectiva nominación.

Hace poco, los analistas daban por hecho que ganaría con facilidad la nominación demócrata, y Jeb Bush haría lo propio con la republicana. Ambos son conocidos, de familias tradicionales en sus partidos, con nutrida experiencia de servicio público y con los recursos necesarios para la campaña, por lo que se presumía que el proceso sería solo una formalidad. Pero la realidad es otra.

Como se sabe, hay dos precandidatos que vienen agitando a ambos partidos. Del lado republicano, el polémico empresario y conductor de televisión , quien no cuenta con experiencia pública previa pero sí frases altisonantes para agitar las aguas, se ha posicionado en el primer lugar de las encuestas. Del lado demócrata, Bernie Sanders, el congresista independiente que más tiempo ha estado en el Legislativo y autodenominado demócrata-socialista, viene impulsado una campaña atípica con un discurso muy crítico hacia el capitalismo. Si bien Clinton sigue primera en las encuestas generales, el panorama se le está complicando en los dos primeros estados que votarán y definirán el tenor de la contienda. Es decir, estas primarias distan de ser predecibles y requerirá mucho esfuerzo de los precandidatos conseguir las nominaciones.

Las realidades políticas son muy distintas entre Estados Unidos y nuestro país. Sin embargo, no debe dejar de llamarnos la atención la institucionalidad de todo el proceso (allá los ‘outsiders’ aparecen en los dos mismos partidos de siempre) y la importancia que se le brinda a la participación de todos los ciudadanos, independientemente del estado en el que residan. Asimismo, lo amplio del cronograma electoral –los primeros debates empiezan a poco más de un año de las elecciones generales– permite tiempo de sobra a la prensa y a la ciudadanía para conocer a fondo los perfiles y propuestas de los candidatos. Frente a ello, cabría preguntarse: ¿Y cómo estamos por casa?