Omar Narrea

En el mundo antiguo, intrépidos comerciantes se ubicaban en puntos estratégicos de la Ruta de la Seda con caballos y camellos para transportar en sus caravanas los productos más cotizados, como las especias de la India, los inciensos de Arabia o el acero de Mongolia. En una primera etapa, el Imperio Romano y el Imperio Han estaban separados no solo por la gran distancia geográfica, sino porque los imperios intermedios bloqueaban el comercio directo, regulando qué productos y tecnologías llegaban a las capitales antiguas. Según el historiador irlandés McLaughlin, la Ruta de la Seda floreció cuando los romanos ocuparon territorios hasta el , lo que les permitió una puerta directa al Lejano Oriente, ampliando el transporte marítimo y las rutas para extender nuevas zonas productivas que satisficieran las necesidades occidentales y orientales.

Desde las costas del norte limeño, esta semana, visitantes de varios países vieron que el abrirá una nueva puerta a . La brisa fresca y la vista a los barcos transpacíficos disiparán varios mitos y prejuicios, aclarando la mente que vislumbra el verdadero rol del puerto. Las importaciones desde Shanghái, pero también desde las provincias menos competitivas de y otros países asiáticos, llegarán a Sudamérica sin tener que pasar por los puertos de Norteamérica. Además, bienes de capital intermedio elevarán la productividad de las empresas. Barcos desde el Valle del Cauca dejarán mercadería en los puertos peruanos y ecuatorianos, para luego recoger carga asiática con destino a . Frutas y vinos chilenos irán hacia Asia y traerán de regreso buses eléctricos ensamblados por técnicos trujillanos. Carnes brasileñas llegarán con más días de vida útil al puerto de Qinzhou, punto de entrada a la provincia suroeste china de Guangxi, de 50 millones de personas.

Pero el puerto propiciará oportunidades más allá de Sudamérica. Según el índice de seguridad alimentaria de “The Economist”, los países asiáticos enfrentan una demanda de alimentos que no es cubierta por la producción local. Las políticas de seguridad alimentaria podrán proveer arroz, maíz y trigo, pero difícilmente alcanzarán para ofertar las frutas y carnes necesarias para los famosos banquetes callejeros asiáticos. Desde Chancay, las empresas europeas podrán encontrar en el mercado oriental una oportunidad para potenciar sus industrias alimentarias, que han dejado de ser productivas en Italia, España o Portugal debido al La tecnología global también será clave para construir infraestructuras que administren eficientemente la tierra, el agua y la energía necesarias para producir alimentos. ¿De dónde llegará la inversión para los siete proyectos peruanos de irrigación que habiliten las tierras de cultivo que atenderán la demanda asiática? Actualmente, el Gobierno Canadiense ejecuta un proyecto de irrigación que adicionará 65.000 hectáreas a solo seis horas de Chancay.

El contexto geopolítico pone en riesgo el comercio global y podría surgir el temor de entrar en una era similar a la caída del Imperio Romano, que llevó a la desconexión entre Oriente y Occidente a pesar de los siglos de integración. Pronto, la inversión global tendrá que enfrentarse al dilema de entrar o no a Asia a través de Chancay. Como demostró la Ruta de la Seda, los productores y comerciantes encontrarán oportunidades impulsados por caminos con menos restricciones. Se inaugura una nueva puerta y queda estar atentos al espíritu y las ambiciones de quienes quieran llegar a Asia.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Omar Narrea es Economista.

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