Falta de almacenamiento y mala gestión

Carlos Chunga

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Carlos  Chunga

Una sequía de ideas

Sofía Salazar

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Sofía Salazar

En Piura, los problemas con el agua son cíclicos. En cuestión de meses pasamos de inundaciones a sequías. Durante las lluvias, no hay dónde almacenar tanta agua. Durante la escasez, no hay de dónde captarla. La consecutiva respuesta de los gobiernos han sido los estados de emergencia, que son solamente paliatorios.

La última gran sequía fue a finales del 2016, cuando, al igual que ahora, los niveles de los reservorios de Poechos y San Lorenzo alcanzaron mínimos históricos. Curiosamente, a inicios del 2017 tuvimos El Niño costero, con las consecuencias por todos conocidas.

Hay un problema de almacenamiento para el que ya existe solución. Hace dos años debió empezar a ejecutarse el plan integral de inundaciones, construcción de reservorios y otras obras necesarias para evitar que Piura se inunde y se quede sin agua en un mismo año. Cuesta S/4.300 millones.

Hay también un problema de gestión, principalmente en el Proyecto Chira-Piura (Pechp), que administra la infraestructura hidráulica de la región y monitorea la captación y distribución del agua. Si hubiera hecho estudios de batimetría confiables y oportunos, miles de agricultores no habrían perdido ahora sus cultivos. Porque es el Pechp el que da luz verde para las siembras.

Hace dos semanas, esta entidad dijo que en Poechos quedaban 96 millones de metros cúbicos de agua. Al día siguiente, sinceró la cifra a 14. Y esta semana cambió a 45. Inconcebible.

El problema es también político. Tanto el actual gobernador, Luis Neyra, como su antecesor, Servando García, designaron en el Pechp a funcionarios con cero experiencia en gestión hídrica. En el 2020 la mala gestión nos costó 20 días sin agua.

Y el régimen de Dina Boluarte, por su parte, ya dejó claras sus prioridades. Anunció hace días la compra de 24 aviones de combate por US$3.500 millones. Un monto con el que se podría descolmatar Poechos o impulsar el plan integral. Porque un posible conflicto bélico no es un problema real; la falta de agua, sí.


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