El primer derecho fundamental que nos asiste es el de la vida. No conozco doctrina jurídica o política que postule lo contrario aun cuando la historia está plagada de exterminios y de muy variadas formas de acabar con la vida ajena.

Al respecto, subrayo dos excepciones extendidamente aceptadas: cuando alguien lucha, espía o sabotea a su país, comprometiendo su integridad territorial y seguridad nacional en favor de terceros –configurando el delito de traición a la patria–, y por legítima defensa.

Cuando la evidente recurrencia causa muertes evitables, la violación al derecho aludido resulta ignominiosa. Sabemos que cada año los fenómenos del , las tempestades y las heladas llegan, según localidades, desde abril hasta setiembre; que el drástico descenso de la temperatura acontece poco antes del amanecer, que afecta principalmente a Puno, Arequipa, Tacna, Moquegua, Ayacucho, Huancavelica, Pasco, Junín y Apurímac; que hoy más de 7 millones de compatriotas están expuestos a todo tipo de afectaciones; que más de medio millón viven en condiciones de altísimo riesgo; que no menos de 50 mil son niños menores de cinco años; y que este año La Niña aumentará posiblemente en hasta tres grados la sensación térmica de .

Anualmente, miles de personas mueren, muchas más padecen de enfermedades crónicas, se pierden animales, insumos, cosechas, inversiones y esperanzas sin poder paliar el hambre tan arrastrada como anunciada.

Oficialmente, el huidizo gobierno de Castillo “articula 31 intervenciones a cargo de diez ministerios en 9.580 centros poblados de 533 distritos del país que se encuentran en riesgo alto y muy alto ante heladas y friaje”. Como lo lee, amable lector, a cargo de diez ministerios.

Resulta inentendible, inaceptable y absurdo que sean diez ministerios y no una sola y especializada agencia estatal la que centralice, estudie, priorice, programe y ejecute un plan integral y transversal que comprenda principalmente la provisión alimentaria y sanitaria indispensable para los más vulnerables, así como las protecciones de infraestructura y logística con altos estándares de calidad y de sostenibilidad que garanticen su integridad.

No es de justicia señalar al régimen Castillo como el partero del estado hipertrofiado y asaltado, pero tampoco podemos aceptar cómo interviene sin éxito y debemos sindicar su infertilidad dado que es una amalgama huérfana de virtudes y de capacidades acordes con este reto tan recurrente como su incompetencia y su falsedad.

Recordemos que la responsabilidad pública y política es compartida. El Gobierno debe priorizar y ejecutar a toda velocidad un programa como el enunciado para evitar principalmente más muertes y el Congreso legislar lo necesario. Dinero hay, decreten y gestionen la emergencia requerida, dispongan de fondos extraordinarios y no roben como cuando las vacunas, ni se reúnan en Sarratea o con parientes y proveedores. La corrupción enfriaría más al friaje e incrementaría aún más el repudio popular generando mayores tempestades.

Y no acuso ni advierto sin fundamento. La contraloría detectó más de 120 casos de irregularidades en los últimos cinco años; beneficiarios fantasmas, proyectos sobrevalorados, trabajos varados, viviendas y módulos con materiales inapropiados e informes por encargo.

La rusa Yakutsk es posiblemente la ciudad habitada más fría del mundo, en donde piso y hielo se confunden. Construyen casas con los materiales más aislantes y usan ropas, utensilios y técnicas especiales para vencer al frío extremo que llega a -60°C. ¡Y hasta migrantes recibe!

Atravesando posiblemente una crisis existencial o espiritual, León Tolstói nos obsequia en 1856 su obra “La tormenta de nieve”. Cabalgando entre las condiciones extremas, sus sueños y la muerte, pincela la conciencia confrontando al conformismo y a la valentía de cada uno. La obra puede recordarnos que la conciencia jamás nos abandona y frecuentemente nos aprisiona.

Cargado mi tintero para obsequiárselo a la familia impunemente reinante, opté por rememorar el derecho a la vida de los nuestros en este mes porque es el de mayor frío proyectado del año, repudiando la indolencia que casi todo contagia y anhelando un prontísimo despertar en el escenario electoral.

Javier González-Olaechea Franco es Doctor en Ciencia Política, experto en gobierno e internacionalista

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