Guiomar Alonso

La pandemia del COVID-19 ha servido para demostrar nuestra fragilidad, la complejidad y la incertidumbre del futuro en medio de la aceleración de todas las crisis. Hoy, es importante reconocer el potencial de la como una importante estrategia para enfrentar estas crisis. Esa que nos habla de los aprendizajes, la ciudadanía y por sobre todo la formación de una nueva generación.

Sin embargo, lo clave y lo urgente es preguntarnos cómo podemos educar a esa generación, que pertenecemos a un momento previo, menos marcado por crisis. ¿Cómo lo hacemos, además, en instituciones diseñadas hace dos siglos?.

Iniciar los diálogos que nos permitan ensayar respuestas y nuevos pactos sociales para transformar nuestra herramienta social más potente, la educación, es el propósito que nos propone el informe “Reimaginar juntos nuestros futuros, un nuevo contrato social para la Educación”, recientemente presentado en el Perú por la oficina de Unesco, en alianza con la Fundación SM, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Cultura.

Este informe es el resultado de 2 años de trabajo de la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación. Plantea la necesidad de refundar nuestro pacto social y empujar temas claves en la agenda educativa, tan afectada en todos los países por el cierre de escuelas que generó la pandemia –fueron dos largos años en el Perú– y que ha tenido un profundo impacto, no solo en los aprendizajes, sino también en los aspectos emocionales de niños, niñas y adolescentes y en la manera misma de educar.

La data disponible nos muestra que, a pesar de los esfuerzos, los efectos del cierre de escuelas en nuestro país son dramáticos; más de 600 mil estudiantes no han retornado a sus escuelas, siendo las regiones con mayor porcentaje de pobreza las que tienen mayores números de estudiantes desvinculados.

Además, según la Evaluación Virtual de Aprendizajes-EVA 2022 el 81,5% de los estudiantes evaluados de 2° de secundaria no logra los aprendizajes esperados en Lectura y 72,4% no logra los aprendizajes esperados en Matemática. Los estudiantes del sector rural son quienes evidencian mayor brecha de aprendizajes (el 92,9 % no logran los aprendizajes esperados en Lectura y el 87,3 % en Matemática).

En ese contexto, hoy toca –y a eso nos invita el informe– a reimaginar la educación desde otras miradas para construir nuevas formas de ciudadanía para el futuro, hacerlo con equidad –abordando las barreras de género, de lengua, de geografía y etnia– y también hacerlo desde la solidaridad juntos docentes, directivos, familias y estudiantes.

Recordemos que nos encontramos en el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas 2022 – 2032 y, por tanto, toca también continuar afianzando una educación intercultural y bilingüe, reinvirtiendo en una escuela donde se aprende también en lenguas originarias, ello para ser más eficaces y aprender mejor –como sabemos, aproximadamente el 40% de los niños y niñas a nivel mundial aprenden en una lengua que hablan o que comprenden–; pero también para ser más equitativos y construir y preservar las múltiples identidades étnicas y lingüísticas haciendo de la escuela un lugar donde se reconozca y respete la diferencia.

Es crucial abordar los retos del mundo juntos y promover esta transformación de la educación en la que participen todas y todos, trazando nuevos caminos que forman ciudadanas y ciudadanos que sepan adaptarse a la incertidumbre, comprometidos con la economía sostenible, el desarrollo del ambiente, críticos y capaces de dialogar, de escuchar y respetar. Debemos generar caminos que profundicen nuestro compromiso compartido con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la Agenda 2030 y nos pongan en el horizonte 2050, en el que los sentidos de crisis que vivimos hoy, den paso a nuevas certidumbres.

Guiomar Alonso es representante de Unesco en el Perú

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