Estamos esperando la tercera ola del COVID-19 y, al mismo tiempo, la carencia de salud mental ya nos revolcó innumerables veces y nos sigue ahogando.
Para el 2019, la prevalencia de trastornos mentales a nivel nacional era del 33,7% y 8 de cada 10 peruanos que requerían de atención en salud mental no la recibían.
El mes pasado salió un informe del Instituto Nacional de Salud Mental que indicaba que los trastornos de salud mental y la violencia en niños y adolescentes se incrementó hasta en un 50% por el COVID-19.
Es importante definir la salud mental no solo como la ausencia de una patología, sino como la capacidad del ser humano de sentirse en bienestar. El individuo debe ser consciente de sus propias capacidades. Esto le permitirá afrontar las tensiones normales de la vida, trabajando de manera productiva y fructífera, y con la capacidad de contribuir a su comunidad.
Mientras continuamos con la lucha diaria contra un virus que muta y no da tregua, y una coyuntura política que nos sorprende diariamente, en el mundo, un ser humano se suicida cada 40 segundos. Por cada persona que fallece, hubo otras 30 que intentaron acabar con su vida. Estamos hablando de alrededor de 800 mil personas al año.
El 77% de estas muertes se dan en países de ingresos medianos a bajos. El suicidio es la tercera causa de decesos en mujeres entre los 15 y 29 años, y la cuarta causa en hombres del mismo grupo de edad.
Las cifras son alarmantes y han sido recolectadas por la OMS hasta el año 2019. Aún no se tiene la data de los años de pandemia, pero estamos seguros de que serán números mucho más duros de digerir.
La verdad de todo esto es que el suicidio es la etapa final de una persona que viene batallando con su salud mental por un buen tiempo, de un ser humano que carga con muchísimo dolor y no ha conseguido recibir la ayuda precisa en el momento correcto, de alguien que posiblemente gritó por ayuda con anterioridad o manifestó querer desaparecer, pero no fue escuchada o no se le dio la importancia necesaria.
Hay una emergencia sanitaria que no estamos viendo, que nos persigue, a la cual le damos la espalda y no le estamos designando ni la importancia ni el tiempo ni el presupuesto suficiente para poder combatirla.
Hoy, 10 de octubre, se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental.
Hablemos acerca de esto, pero, sobre todo, escuchemos a quienes están pasando por un momento difícil.
Alrededor de tres personas decidieron quitarse la vida mientras leías esto y otras 90 que lo intentaron y no lo lograron.
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