Ana Valeria Herrera

Después de una película tan recargada, toca meditar al respecto.

El dúo cineasta “” hizo historia con una comedia irreverente pero recargada de mensajes. Esta es una película de un conflicto intergeneracional entre Evelyn Quan y su padre, una inmigrante china de mediana edad de clase media-baja en los Estados Unidos, y entre ella y su hija. Se le ha asignado la tarea de salvar todos los universos cambiando de uno a otro realizando una acción impredecible—desde inhalar una mosca hasta comer lápiz labial. Este es el primer mensaje que nos dejan los Daniels: para cambiar tu vida, debes de hacer algo fuera de tu rutina, por más ridículo que parezca. Sin embargo, esa acción impredecible tiene sentido en otra de tus vidas, así como cuando Evelyn le dice “te amo” a Deirdre, esto tenía sentido en el universo donde eran pareja.

Su mentor en este desafío, Alpha Waymond, sabía que la Evelyn del presente era la correcta para la lucha de salvar el universo porque era la vida menos talentosa y exitosa de todos los universos posibles, es decir, su era la versión de ella con mayor potencial, una refrescante forma de ver el fracaso. Por un momento ella rechaza esta vida de mediocridad y queda cautivada de su otra vida llena de fama y lujo, pero gradualmente descubre que vale la pena luchar por esta vida presente. Además, en todas sus vidas, por más mediocres que sean, tenía alguna habilidad que contribuía a su lucha: desde ser cantante (y así desarrollar su capacidad pulmonar) hasta girar un cartel de pizzas.

Sin duda la principal influencia de los Daniels ha sido la absurdista de , que trata de reconocer que la vida no tiene sentido, es decir, es absurda. Pero los absurdistas de todos modos buscan sin parar un significado, a pesar de saber que no lo encontrarán. Camus explica el absurdismo con el mito griego de Sísifo, cuyo castigo por engañar a los dioses era rodar una piedra gigante hasta la cima de una montaña, pero cuando llega, la piedra cae y él tiene que comenzar de nuevo, y así por toda la eternidad. Sin embargo, Sísifo está feliz, porque rodar la piedra, por más absurdo que sea, hace que su vida tenga un propósito. La vida de vueltas sin parar, como las lavadoras de los Quan. Y para Camus, el significado de la vida es lo que sea que hagas que evite que te suicides.

Como contraste, la villana Jobu Tupaki tiene una cosmovisión puramente nihilista. Como la vida no tiene sentido, no le importa nada y deja de buscar un propósito. Usa sus habilidades creativas para crear caos. Por otro lado, Evelyn tiene una cosmovisión optimista y encuentra significado en su familia. Ambas son como un Ying y Yang, idea que los Daniels simbolizan con la rosca negra (o “bagel”) alrededor de una luz blanca para Jobu—la oscuridad encima de la luz—, y el ojo de plástico para Evelyn, un círculo blanco alrededor de uno negro—la luz alrededor de la oscuridad. Evelyn incluso se pega el ojo en la frente, sobre lo que el misticismo asiático llamaría el tercer ojo, simbolizando que ha sido iluminada. He ahí cuando deja de luchar con violencia y lo hace con amabilidad y creatividad, por recomendación de su esposo, Waymond, con la excelente frase: “Cuando elijo ver el lado bueno de las cosas, no estoy siendo ingenuo. Es estratégico y necesario. Así es como aprendí a sobrevivir a través de todo”.

No importa nada, así que encontremos un propósito y afrontemos la vida con amabilidad. ¿Por qué no hacerlo, si no importa nada?

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.


Ana Valeria Herrera es estudiante de posgrado en literatura en George Washington University