“Hola, amiga ¿Quieres ganar rápidamente 800 soles? ¡Solo tienes que ‘atender’ a una persona hoy en la noche!... Nosotros te decimos la hora y el lugar, pero tienes que ir sola. ¡Anímate! Es al toque nomás”.
Ese fue el mensaje de Facebook que recibió Laura, una adolescente de tercero de secundaria de una escuela pública en el populoso distrito de San Juan de Lurigancho en Lima. Sin embargo, ella decidió denunciar este hecho al enterarse de que una de sus amigas desapareció luego de recibir el mismo mensaje que prometía una paga por un trabajo rápido, que probablemente involucraba mantener relaciones sexuales con un desconocido. El mensaje había sido enviado por una supuesta adolescente de la misma edad, quien relataba detalles de cómo ella hacía dinero fácil en una experiencia no tan traumática ya que por estos servicios ella podía recibir “unos tragos para relajarse”.
En este momento, aún no se ha logrado dar con el paradero de cuatro muchachas adolescentes de la misma escuela, por lo que se sospechaba que han sido víctimas del delito de trata de personas.
La trata de personas es un flagelo que ha sabido adaptarse de forma perversa al uso que muchos adolescentes hacen de las redes sociales y a sus expectativas para mejorar fácil y rápidamente su calidad de vida.
Este flagelo, conocido globalmente como “la esclavitud moderna”, afecta a millones de personas y constituye el tercer delito más lucrativo después del tráfico de armas y el de drogas. Las mafias tienen ingresos muy elevados al explotar a sus víctimas y generan ingresos estimados de US$32 mil millones al año en el ámbito mundial.
En el Perú las cifras son preocupantes. Según el Índice Global de Esclavitud (IGE), alrededor de 200 mil personas son víctimas de trata, la tercera cifra más alta en América Latina solo después de México y Colombia. Según el Ministerio Público, del total de víctimas peruanas, el 80% son mujeres y 61% de ellas tienen entre 13 y 24 años.
Lamentablemente este delito es socialmente aceptado en una sociedad como la nuestra donde existe una marcada desigualdad de género que coloca a la mujer en una situación vulnerable al hacerla una potencial víctima de explotación sexual y laboral.
Adicionalmente, la informalidad en la que amplios sectores de la sociedad están inmersos hace que muchas personas puedan ser engañadas con ofertas de trabajo ficticias para terminar explotadas en la minería, la tala ilegal, prostíbulos e, inclusive, en el trabajo doméstico.
Aun con lo abrumador que resulta el escenario, debe reconocerse que el Estado ha realizado significativos avances en la lucha contra este flagelo. Especial relevancia tienen la formulación del primer Plan Nacional de Acción contra la Trata de Personas en el 2011 –que culmina este año–, la creación de la Comisión Multisectorial contra la Trata de Personas, la aprobación del Protocolo Intersectorial para la Atención de Víctimas, así como la creación de Fiscalías Especializadas en Trata de Personas.
En este período la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha trabajado de cerca con el Gobierno Peruano a fin de mejorar la difusión de información sobre el delito, mejorar la captura de datos sobre casos y fortalecer las capacidades de gobiernos regionales para combatir la trata.
Sin embargo existe una agenda pendiente y retos que las nuevas autoridades deben afrontar. La realización del Diagnóstico Nacional de trata de personas, que nos permitirá conocer cuál es la situación real de la trata de personas en el Perú así como la aprobación del Plan Nacional de Acción contra la Trata de Personas 2017-2021, constituyen una prioridad, así como una asignación presupuestaria que permita su correcta implementación. Cabe resaltar que en el año 2015 el Estado destinó a la lucha contra la trata de personas S/8’863.740, equivalente al 0,0059% del presupuesto nacional; sin embargo, en el presupuesto 2016 esta cifra se redujo a S/3’279,723, una disminución de más del 60%.
Este sábado 30 de julio, pasadas las celebraciones de las Fiestas Patrias y la asunción del gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski, ingresamos a un nuevo período en el Perú y, coincidentemente, se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas. Exhortamos a las nuevas autoridades a no bajar la guardia y seguir luchando para combatir la esclavitud moderna en el próximo quinquenio.