Los organismos electorales no pueden ser ajenos a la crisis sanitaria en la que vivimos y deben buscar soluciones para evitar la interrupción de la participación ciudadana. Sin embargo, más allá de algunas declaraciones públicas, los organismos electorales aún no han hecho público ningún plan integral para adaptarse con miras a las elecciones generales del 2021. En todo caso, algunas señales que nos llegan son preocupantes. Tomemos el caso del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y el actual Reglamento de Registro de Organizaciones Políticas (RROP). El RROP, aprobado en diciembre del 2019, es importante, dado que busca ordenar la competencia política. En este reglamento, se señalan los requisitos para inscribir nuevas organizaciones políticas y exige a las ya inscritas adaptarse completando la información faltante. En otras palabras, determina quiénes serán los jugadores en la elección.
De por sí, los procedimientos que establece el RROP son innecesariamente laboriosos, pero, en este contexto de pandemia, son incluso peligrosos. Por ejemplo, el reglamento pide que los partidos entreguen fichas físicas de inscripción. Los partidos nacionales tienen que recolectar un número de afiliados equivalente al 0,01% del padrón electoral nacional; los movimientos regionales el 1% del padrón en su circunscripción. ¿Se imaginan a cientos o miles de personas en las calles recolectando firmas? Un lapicero se podría convertir en el transmisor estrella del coronavirus. Por otro lado, la ley requiere que se constituyan comités en todo el territorio, por lo que se exige a los partidos cerca de 65 comités, de 50 militantes como mínimo, en 5 o 6 departamentos. El RROP exige que los partidos entreguen actas de constitución físicas y digitales. Es decir, los militantes tienen que reunirse y firmar libros de actas que el partido presentará al JNE. En otras palabras, los locales partidarios se convertirían en focos infecciosos, ya que probablemente no se respete el distanciamiento social. Luego de entregar las fichas y actas en físico, inicia un proceso de supervisión y fiscalización que puede describirse como kafkiano. Todo esto sin mencionar la acumulación innecesaria de cerros de papel.
Existen otras opciones. Por ejemplo, se puede pensar en un sistema en línea que integre todos los pasos para obtener un padrón de afiliados y comités. Un sistema integrado permite la depuración automática del padrón de afiliados, ya que el sistema, conectado al Reniec y al propio JNE, alertará si un ciudadano está inscrito en otro partido o el número de DNI es inválido, etc. Se pueden implementar medidas de seguridad adecuadas para validar la identidad. La conformación de los comités sería casi simultánea. Las organizaciones políticas pueden compartir fichas de inscripción electrónicas a sus potenciales afiliados a través de redes sociales y mensajes de texto. Por otro lado, los ciudadanos tendríamos una herramienta en tiempo real que ayudaría a denunciar si nuestro nombre está siendo usado indebidamente. Este sistema puede incluir formularios que se pueden llenar sin conexión para las zonas con baja conectividad. En resumen, existen soluciones mucho más eficientes, modernas y acordes al contexto en el que vivimos que las que plantea el RROP. Un sistema como el propuesto aquí no necesitaría un cambio legislativo, ya que la Ley 30995 menciona que el padrón de afiliados se puede entregar impreso o digital. El RROP innecesariamente pide ambos formatos.
La pandemia que vivimos es una tragedia, un reto inmenso que nos obliga a adaptar y mejorar. Es vital que las elecciones del 2021 se lleven a cabo en un proceso competitivo, ordenado y acorde al contexto. Por ello, una pieza fundamental como el RROP, que decide quién entra a la cancha, debe tener procedimientos claros, ágiles y debe aprovechar las tecnologías disponibles.
El 15 de abril, el pleno del JNE tomó la decisión de aplazar la adecuación de los partidos políticos inscritos al RROP. La decisión es sensata, dado el estado de emergencia que vivimos, pero es insuficiente ya que no ordena o prevé ningún tipo de adaptación del RROP a las condiciones actuales del país; y tampoco considera cómo la pandemia afecta a los nuevos partidos que buscan inscripción. Es muy probable que el JNE esté pensando en soluciones a este problema. De ser así, sería recomendable que las haga públicas para que los actores políticos y la ciudadanía estemos atentos y podamos contribuir. Es urgente que el JNE adapte el RROP al nuevo contexto en el que vivimos. Pueden encontrar soluciones creativas pensando “fuera de la caja”. De lo contrario, el RROP estorbará en lugar de ser una herramienta que ordene la participación política con miras a las próximas elecciones.