"El sistema a implementar debe estar dirigido principalmente a la destrucción de vehículos destinados al servicio de transporte de personas (microbuses, minibuses y ómnibus), servicio del transporte de mercancías (camiones) y servicio de taxi". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"El sistema a implementar debe estar dirigido principalmente a la destrucción de vehículos destinados al servicio de transporte de personas (microbuses, minibuses y ómnibus), servicio del transporte de mercancías (camiones) y servicio de taxi". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Alberto Morisaki

Las políticas de liberalización para la importación de vehículos usados implementadas en la década de los 90 y la desregulación de la actividad del transporte público originaron un crecimiento desordenado del parque automotor peruano, con unidades obsoletas, peligrosas y contaminantes. Se privilegió la importación de vehículos usados en lugar de nuevos modelos con mejor tecnología.

Para afrontar los problemas que esas medidas generaron, como elevados índices de contaminación ambiental y accidentalidad, congestión de tránsito y vehículos obsoletos en circulación, el Estado está impulsando una serie de acciones orientadas a la modernización del parque automotor peruano.

Una de esas medidas es el . Un mecanismo de racionalización y reducción del parque vehicular obsoleto y contaminante que consiste en la destrucción total de un vehículo automotor a cambio de un incentivo económico (bono) que otorgaría el Estado con cargo al presupuesto público o a cualquier otra línea de financiamiento nacional o internacional concertada para el mejoramiento del ambiente y la reducción de la accidentalidad.

El sistema a implementar debe estar dirigido principalmente a la destrucción de vehículos destinados al servicio de transporte de personas (microbuses, minibuses y ómnibus), servicio del transporte de mercancías (camiones) y servicio de taxi.

Este programa consiste en que un usuario cualquiera entregue al centro de chatarreo un vehículo de más de 15 o 20 años de antigüedad, el mismo que será desarmado y destruido hasta convertirlo en chatarra. Una vez que se haya verificado tal situación, una entidad certificadora deberá emitir el certificado de chatarreo correspondiente, con lo cual el usuario podrá acceder a un bono que le servirá como cuota inicial para la adquisición de una unidad nueva o incluso podrá ser negociable.

Este sistema no es nuevo. Países de la Alianza del Pacífico y de la OCDE han implementado esquemas similares. Todos enfocados a renovar vehículos con una antigüedad superior a los 10 años, buscando proteger el medio ambiente. Estos programas contemplan facilidades para la obtención de créditos vehiculares y suelen ir acompañados de medidas complementarias como la regulación de la calidad de los combustibles, la emisión de gases y la calidad del aire, los límites de antigüedad para la operación de vehículos de carga, y otras.

En Chile, por ejemplo, el programa Renueva tu Micro está en ejercicio desde el 2006, y a octubre del 2018 ha renovado 4.478 micros antiguos, con una inversión superior a los 41.000 millones de pesos (US$59 millones aprox.), lo que da un promedio de beneficio de US$13.152 por micro. En Colombia existe el Fondo de Reposición Vehicular desde el 2002, y al 2017 ya ha chatarrizado cerca de 4.000 vehículos anuales. Mientras que en Estados Unidos, el Car Allowance Rebate System (sistema de reembolso de subsidios para automóviles), conocido como Cash for Clunkers, permite intercambiar un vehículo antiguo y menos eficiente en combustible por un voucher para la compra de un vehículo más eficiente. Entre julio y agosto del 2009 se intercambiaron cerca de 700.000 automóviles.

En el Perú, uno de los objetivos prioritarios del Plan Nacional de Competitividad y Productividad es la sostenibilidad ambiental en las actividades económicas, que incluye como medida de política pública el bono de chatarreo. Así, plantea el otorgamiento de incentivos económicos y no económicos para la adquisición de vehículos nuevos que cumplan con estándares de emisiones adecuados, y que se promueva el procesamiento como chatarra de vehículos con determinada antigüedad.

En ese sentido, saludamos el reciente publicado por el Ejecutivo que busca establecer medidas para promover el chatarreo como mecanismo dirigido a la renovación del parque automotor, con la consecuente reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y contaminantes locales que afectan la salud pública, así como también contribuir a reducir la siniestralidad en las vías públicas y la congestión vehicular.

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