En todo conflicto, hasta en los más violentos, siempre existe una mesa en donde las partes se sientan a conversar intentando llegar a acuerdos que mermen la violencia. Algunas veces se han alcanzado importantes avances como el reciente caso del proceso de paz en Colombia, donde han logrado mantener la violencia controlada para dar la oportunidad a la paz a través de algunos acuerdos que aún deben madurar, pero que van en camino.
Nuestra situación en Venezuela es diferente a la de Colombia. En nuestro país quien maneja el tablero de la violencia es el gobierno, mientras que el arma que tenemos los venezolanos en nuestras manos es la Constitución, que es el arma más poderosa de los ciudadanos, pero ciertamente tener una mesa donde sentarse a discutir con el otro siempre es necesario. Lo lamentable es cuando quienes se sientan en esa mesa pretenden ser los bravucones de escuela, que normalmente son los más vulnerables y ese es su mecanismo de defensa. Y quizás por esa razón se hacen más peligrosos.
Desde que iniciamos el proceso revocatorio en marzo de este año, cada día ha significado un paso en la lucha para su cumplimiento. En nuestra Constitución se establece que para activar el referendo se necesita reunir el 20% de las manifestaciones de voluntades inscritas en el Registro Electoral. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) inventó un reglamento para complicar el proceso con un nuevo paso de un 1% de firmas por estado. Nos pusieron trabas para iniciar ese paso, eliminaron muchas firmas, incluyendo la mía, y como en horas sobrepasamos las firmas necesarias, inventaron nuevos obstáculos. Hubo una semana de “rectificación” para que retiraras la firma y luego una semana de “validación” para validarla con la huella. Allí pusieron centros lejanos, hubo que ir a sitios rurales en autobús, cruzar ríos a pie porque cortaban la circulación en las vías, nos quitaron la luz en uno de los estados… Pero sorteamos todos los obstáculos que nos puso el gobierno, demostrando que si estamos unidos. Avanzamos, porque unidos somos mayoría. Y es a esa mayoría que el gobierno le tiene miedo, por eso ralentizaron todo el proceso y de un zarpazo, y a escondidas en tribunales penales en el interior del país que no tienen competencia, detuvieron el revocatorio.
Pero en medio de ese proceso, el gobierno invitó a un grupo pequeño de ex presidentes a establecer una mesa de diálogo y desde la Unidad dijimos que en esa mesa no podían sentarse figuras escogidas por el gobierno y solicitamos la presencia de alguien imparcial como lo es el Vaticano. Tiempo después, el gobierno aceptó que se incorporara, lo hizo tarde, pero ocurrió, por eso asistimos a esas reuniones. Pero estos encuentros no significan que estemos renunciando ni claudicando en la lucha, y mucho menos que confiemos en el gobierno, nada más lejos de la realidad.
Durante todo este tiempo hemos estado alertando a los distintos países de la grave situación que se estaba presentando en nuestra Venezuela y la acción del gobierno de suspender el revocatorio, y por ende el camino electoral, prendió las alarmas en todos.
La solicitud que nos han hecho, y lo que la razón nos indica, es que debemos darle una oportunidad al Vaticano. Sabemos que Nicolás Maduro no es una persona de cumplir compromisos, pero tenemos confianza en la Iglesia y en el papa Francisco, por eso la Unidad está dando unas horas para que esa mesa produzca resultados, por el bien de nuestra Venezuela y de los venezolanos que hoy padecen tantas penurias por culpa de un gobierno incapaz e indolente.
Si en las guerras más violentas hay una pausa para conversar entre enemigos, cómo no vamos a dar unas horas para que con la mediación del Vaticano se logren avances que permitan evitar los enfrentamientos violentos a los que este gobierno nos quiere llevar. Un gobierno que no ha dejado de amenazar, irrespetando incluso los acuerdos de la primera reunión y que pretende que se le den unos meses para dialogar, como si este fuera un proceso como el de Colombia, donde hay un grupo armado enfrentándose al Estado. Pero es todo lo contrario, los venezolanos solo estamos exigiendo que se cumpla la Constitución que tanto defendían, pero que ahora como no les favorece pisotean todos los días.
El gobierno es el que ha violado la Constitución, es el que ha dado un golpe, es el que tiene gente presa por razones políticas, es el que controla el CNE, es el que ha querido que Amazonas no tenga representación en el Parlamento, es el que suspendió el derecho de los venezolanos al voto, es que el tiene al pueblo pasando hambre, haciendo colas y con los bolsillos vacíos…
Los venezolanos queremos soluciones y queremos resultados, y sabemos que de Maduro no vendrán. Por eso activamos el revocatorio, un derecho que está establecido en nuestra Constitución y el gobierno ha dado un golpe suspendiéndolo. Están fuera del hilo constitucional. A través del revocatorio desnudamos al gobierno. Porque democracia no es solo votar, pero si no hay voto, no hay democracia.
Los venezolanos estamos agotando todos los caminos para evitar que nuestra Venezuela caiga en un espiral de mayor violencia. Por eso esperamos que el 11 de noviembre haya resultados, si no, el gobierno habrá cerrado una oportunidad de diálogo.
Pedir elecciones, el cese de la persecución política, la reinstitucionalización de los poderes, el respeto al Parlamento y la atención de la crisis de alimentos y medicinas son garantías completamente legítimas, no podemos renunciar a ellas y el gobierno no puede satanizarlas.
Desde la Unidad seguimos luchando por nuestros derechos. No hemos renunciado a ellos y mucho menos estamos negociando salidas que no sean las constitucionales. Las armas las tiene el gobierno, nosotros tenemos los votos y la Constitución.