Voces sin votos, por Félix Puémape
Voces sin votos, por Félix Puémape
Félix Puémape

Tras el buen resultado de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en el balotaje del domingo pasado, uno de los tópicos más recurrentes en el debate político ha sido explicar tal desenlace a la luz del apoyo de los ex candidatos presidenciales, como Verónika Mendoza, Julio Guzmán, César Acuña, Alejandro Toledo y Fernando Olivera. Pero ¿de qué manera han sido importantes tales apoyos? 

Como es de dominio público, en el Perú no existe un sistema de partidos. Esto implica que no hay políticos que tengan vínculos permanentes con los ciudadanos. En la última elección ha sido posible ver cómo, salvo Keiko Fujimori, todos los candidatos han mostrado respaldos fluctuantes. Si un político no tiene un vínculo permanente con un sector de la ciudadanía, difícilmente podría influir directamente en la determinación del voto. 

En muchos casos, el respaldo hacia un candidato (como podría decirse de Mendoza, Guzmán y el propio PPK) no ha sido por una adhesión incondicional sino para evitar que algún otro sea elegido. Por lo demás, el apoyo de personalidades éticamente cuestionadas (como Toledo y Acuña) o que cuentan con importantes niveles de rechazo por su posicionamiento programático en bolsones electorales importantes (como la misma Mendoza) resta antes que suma. 

Más bien, en estas elecciones, los apoyos políticos fundamentales para PPK podrían haber estado en el lado de organizaciones que sí tienen vínculos permanentes con sectores puntuales por su eficacia en materia de representación política, como el Sutep o las rondas campesinas (especialmente en Cajamarca). Sin embargo, aunque los ex candidatos difícilmente pueden endosar votos, habrían contribuido a la campaña ppkausa de otra manera.  

Una segunda implicancia del hecho que el Perú no tenga un sistema de partidos es que existen pocos políticos profesionales. Los grupos políticos jóvenes, como Peruanos por el Kambio, son los que sufren más esta situación. En campaña, la falta de políticos profesionales se hace más evidente básicamente en un aspecto: la falta de voceros, actores cruciales porque reproducen los mensajes del candidato, que pueden ser propositivos o reactivos. Así, si uno de los ejes de la campaña de PPK fue el antifujimorismo, candidatos como Julio Guzmán, Fernando Olivera o, principalmente, Verónika Mendoza, ayudaron a hacer más visibles los puntos débiles de la candidatura de Keiko Fujimori. 

Por lo demás, sus declaraciones tuvieron una mayor llegada que las de un vocero cualquiera dentro del comando de campaña ppkausa porque, en su calidad de ex candidatos con proyección futura (Guzmán y Mendoza) o por su talante polemista (Olivera), contaron con más tiempo en la televisión, portadas de periódicos y citas en Internet. De forma más general, el apoyo de los ex candidatos también podría haber sido importante porque, con sus adhesiones, habrían dado la impresión de que PPK era apoyado por mucha gente y, con ello, habrían contribuido a brindarle a su campaña una sensación de consenso y triunfo, importante para apelar al apoyo de los indecisos y de quienes votan a ganador.    

En suma, el apoyo de los ex candidatos presidenciales sí pudo haber sido importante para PPK, pero no tanto para haberle endosado votos de forma directa, dado que difícilmente tienen votos propios, sino por su actuación como voceros en el contexto de una campaña llevada a cabo por un partido con pocos políticos profesionales y, en función a eso, con serias dificultades para apelar al voto de la ciudadanía por sí solo.