En pleno círculo central del campo de Anfield, donde nadie caminará solo, el plantel del Liverpool hincó su rodilla derecha sobre el césped para homenajear al afroamericano George Floyd, asesinado por la brutalidad policial en Minneapolis. “La unión hace la fuerza”, fue el mensaje del todavía campeón de la Champions a través de sus redes sociales junto al hashtag #BlackLivesMatter (las vidas negras importan). En la misma sintonía, ayer el Chelsea posteó una imagen previa al entrenamiento con sus jugadores formando una H de ‘humanos’. El fútbol, al igual que cualquier fenómeno social, es una gran caja de resonancia que puede moldear opiniones y también los corazones. En esta lucha contra el racismo vale hacer el mayor eco posible. Y la pelota siempre se hace escuchar.
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Aprovechando la atención puesta en la Bundesliga, el estadounidense Weston McKennie, volante del Schalke 04, jugó el sábado ante el Werder Bremen con un cintillo en el brazo izquierdo que pedía justicia para George. El 0-1 en contra no fue una derrota para él, su gesto fue una victoria, ya que al día siguiente el francés Marcus Thuram celebró el primero de sus tantos en el 4-1 del Mönchengladbach sobre el Unión Berlín con una rodilla sobre el césped, una imagen que simboliza la lucha de Colin Kaepernick contra el racismo en Estados Unidos. El exjugador de la NLF protestó de esa manera cuando se entonaba el himno estadounidense, previo al juego entre los 49ers y los Green Bay Packers en agosto del 2016, debido a una serie de asesinatos de ciudadanos afrodescendientes. “No voy a levantarme para mostrar mi orgullo por una bandera de un país que oprime a la gente negra y de color”, explicó el quarterback. Esa ‘ofensa’ le cerró las puertas de la NFL. No volvió a ser contratado.
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También en Alemania, Jadon Sancho replicó el domingo la idea de McKennie con el mismo mensaje en un polo debajo de su camiseta, el que mostró tras marcar la primera de sus tres conquistas en el 6-1 del Dortmund frente al Paderborn. Su compañero Achraf Hakimi lo imitó en la celebración de su gol.
Ahora McKennie, Thuram, Sancho y Hakimi afrontan un proceso disciplinario. El reglamento de la Asociación Alemana de Fútbol (DFB) prohíbe manifestaciones políticas, religiosas o personales. “Desde un punto de vista moral, puedo entender absolutamente las acciones del pasado fin de semana. Lo que sucedió en Estados Unidos no puede dejar a nadie indiferente. Si las personas son discriminadas por el color de su piel, es insoportable. Si mueren por el color de su piel, estoy profundamente consternado. Sin embargo, los temas políticos y/u otras comunicaciones de ese tipo no están permitidas bajo ninguna circunstancia”, aclaró el presidente de la DFB, Fritz Keller.
En esta dicotomía propuesta por Keller, la FIFA pide “sentido común” y que “tengan en cuenta el contexto que rodea los hechos”. Sin embargo, su intervención en los últimos actos de racismo no ha tenido la firmeza ni determinación que se espera para erradicar estos actos discriminatorios.
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En febrero pasado, cansado de los insultos de la hinchada del Vitoria, el franco-maliense Moussa Marega decidió abandonar el terreno de juego. Ni sus compañeros ni el técnico del Porto lo respaldaron. Quisieron hacerle cambiar de opinión y luego continuaron jugando. Pese al repudio de mucha gente por el irracional comportamiento de los fanáticos, este acto de rebeldía de Marega no pasó de ser una anécdota más.
El Liverpool, Chelsea, Barcelona y otros clubes han mostrado su apoyo a esta lucha contra la discriminación. Ese es el camino para generar conciencia. McKennie, Thuram, Sancho y Hakimi no temieron en ser castigados por dejar escuchar su voz de protesta. Esta es una buena oportunidad para que el fútbol pueda ejercer su rol de fenómeno social inculcando valores y encauzando conductas. Con reglas más agresivas y aleccionadoras podría apoyar en esta lucha para extirpar esta ‘pandemia’ de la sociedad. Ya el coronavirus vació sus estadios. No debería existir temor para eliminar este cáncer de sus tribunas. La muerte de Floyd nos toca a todos. No basta con ser el deporte rey. Hay que parecerlo también.
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