Un poco antes de la Navidad, María Jara, la presidenta ejecutiva de la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), ha dado señales de que podríamos ver los primeros frutos de implementación de la ATU en el 2020. Podríamos esperar un nuevo reglamento para taxis, buses y movilidad escolar, en el primer trimestre. La ATU también empezará a desarrollar estudios para licitar rutas para el sistema integrado de transporte público. Las licitaciones podrían empezar en el segundo trimestre de este año.
La reforma puede ayudar a poner orden al sistema de transporte para que tenga unidades más grandes, con menos incentivos para correr y captar pasajeros, y contaminar menos y generar menos accidentes de tránsito.
Mientras la ATU avance, sería bueno que Lima y Callao también estén trabajando para implementar los cambios necesarios para que los nuevos corredores no tengan los mismos problemas que los corredores existentes. Con las competencias de tránsito aún en manos de Lima y Callao siguen siendo estas municipalidades las que tienen una mayor influencia en los tiempos de viaje para los nuevos corredores.
En Javier Prado, por ejemplo, los primeros meses de ‘pico y placa’ resultaron en una reducción en los tiempos de viaje para vehículos privados, pero probablemente resultaron en un empeoramiento en el servicio del corredor rojo, pues sus buses terminaron circulando en las vías auxiliares. Con los buses atrapados en el tráfico es difícil esperar que algunas personas no opten por los colectivos o aplicativos de taxi en moto, pues estas modalidades de transporte se han beneficiado por el ‘pico y placa’.
La generación de carriles dedicados a buses puede ser una estrategia que ayude. En Sao Paulo, por ejemplo, cada avenida con tres o más carriles tiene un carril dedicado al transporte público.
Otra iniciativa que puede ayudar en hacer que los buses se muevan es la generación de tarifas para la congestión. En Singapur, Londres, Estocolmo y ahora en Madrid, se han establecido áreas centrales donde los vehículos privados tienen que pagar para entrar. En cada caso, la estrategia ha tenido éxito: se ha logrado reducir el tráfico, tiempos de viaje y la contaminación. De esta forma, se ha mejorado la calidad de vida de los residentes.
Bajo este sistema, se puede tener un precio que cambie en base a la demanda para entrar en el área central de la ciudad. Si el tráfico empeora, se pueden subir los precios para que la velocidad promedio de los vehículos se mantenga igual.
Un sistema así revolucionaría Lima. Antes puede ser una herramienta que ayude a que los nuevos corredores licitados no queden atrapados en el tráfico.