Han pasado poco más de dos meses de la última postal feliz de Universitario de Deportes. En primer plano, y a todo color, aparece Aldo Corzo festivo, con sonrisa mundialista. Antes de la pausa deportiva, los cremas sacaron adelante el Clásico y adelantaron la partida de Pablo Bengoechea. Era el mejor momento de esta etapa iniciada en el verano con Gregorio Pérez. Ya para esos días, cada entrenamiento estaba acompañado de una preocupación. ¿Qué iba a pasar con el recambio de administración? Ni la proyección más pesimista hubiera imaginado lo que se vive hoy. En tiempos de crisis general por la pandemia del COVID-19, en la U agotaron el diálogo y patearon el tablero. Ha sido un jaque en Ate.
Mientras usted lee este texto, el plantel de jugadores de la U está intentando entablar un diálogo con el administrador temporal, Carlos Moreno. La meta es evitar la suspensión perfecta y llegar a un acuerdo sobre salarios en el corto plazo. Ambas partes se están asesorando legalmente. Es importante recordar que, en caso Moreno persista en su decisión, tendrán que avalar todo el trámite en el Ministerio de Trabajo. No es un escenario tan despejado (como parece).
Esta columna no hará una valoración sobre una administración y otra en la 'U'. Que los merengues hayan tocado fondo no es por el nuevo coronavirus sino por una acumulación de pésimas decisiones. La buena gestión casi nunca se vistió de crema.
Es inevitable que los clubes de Primera División peruana estén buscando salidas para sostenerse administrativamente. Por lo menos tendremos dos meses más de para y la caja chica comienza a quedarse a vacía. Sin embargo, que se aplique la suspensión perfecta sin haber cerrado correctamente una etapa de diálogo sí deja la sensación de un maltrato humano a un plantel deportivo, que había alcanzado su mejor momento, precisamente, antes que el Torneo Apertura sea suspendido.
Ojalá haya propósito de enmienda en la administración de la U. Los mismos jugadores están dispuestos a sentarse a conversar, a pesar de que no reconocen las facultades de Moreno. Es increíble como en solo dos meses, ese equipo que regresaba a su estatus de candidato en el campeonato ahora esté en peligro hasta de quedarse con sus principales jugadores.
Los representantes de la Agremiación de Futbolistas ya anunciaron que los jugadores merengues podrían buscar otros destinos laborales ante esta situación. Hay ofertas por los jugadores uruguayos (que ya se encuentran en Montevideo, al igual que el técnico Gregorio Pérez). ¿Era necesario llegar a esa situación? Gestionar también es dialogar. Al parecer, en Ate el único discurso hoy es: “no hay plata”.
La suspensión perfecta es una medida extrema que debería estar alejada del fútbol, al menos de Primera División, debido a que la mayoría de clubes ha seguido cobrando sus cuotas por derechos de televisión. En la U adelantaron facturas y ahora están pagando consecuencias. ¿Qué queda? De momento, que se llegue a un acuerdo, que la intransigencia no firme un autogol. Están castigando al principal recurso humano de la institución. En solo dos meses, esos futbolistas de uniforme crema pasaron del retrato más ganador a la fotografía triste de un presente en blanco y negro.
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