“El ministro Cateriano también enfrenta otro inmenso reto: construir una relación funcional con el Congreso”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
“El ministro Cateriano también enfrenta otro inmenso reto: construir una relación funcional con el Congreso”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
/ Víctor Aguilar Rúa
Gianfranco Castagnola

En julio del 2016 el Gobierno recién elegido de Pedro Pablo Kuczynski iniciaba su mandato en medio de una gran expectativa. El porcentaje de familias que esperaban una mejoría en su situación económica era el más alto desde el 2004 –año en el que Ipsos empezó a realizar mediciones mensuales de este indicador–, mientras que la confianza para invertir que mide Apoyo Consultoría se ubicaba en su mayor nivel de los últimos tres años. El ánimo que se respiraba entonces se sintetizaba en el propósito de llegar a la celebración del bicentenario de la Independencia siendo miembro de la OCDE. Hoy, a un año de que culmine el quinquenio, vemos con tristeza la gran distancia entre tales aspiraciones y nuestra realidad. Vivimos los estragos de la pandemia, vemos con preocupación cómo se socavan las bases del modelo económico y aguardamos con temor un proceso electoral con reglas aún no definidas y de resultados impredecibles. Lo que hagamos o dejemos de hacer en estos 12 meses puede marcar el derrotero de nuestro siguiente quinquenio. El Gabinete que preside Pedro Cateriano debe jugar un rol importante en ello.

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