Janice Seinfeld

Hace unas semanas se difundió un informe oficial del Seguro Social de Salud del Perú () que evidencia el colapso en la programación de citas para sus más de 12 millones de asegurados. Mientras que antes de la pandemia atendía alrededor de dos millones de consultas al mes, con la llegada del COVID-19 las atenciones se redujeron a menos de la mitad y no se habrían llegado a recuperar.

Asimismo, hay problemas con la compra y entrega de medicamentos a los pacientes. Como gran ejemplo, el 50% de los medicamentos en el almacén del Hospital Edgardo Rebagliati Martins están agotados. En medio de las carencias del sector, una de las últimas adquisiciones de la actual gestión de Essalud ha sido una camioneta de más de S/220.000 para el traslado sus altos ejecutivos. Ni más ni menos.

Dado que Essalud se financia principalmente con aportes empresariales, la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) ha anunciado que está promoviendo propuestas para que los asegurados reciban una atención oportuna y de calidad.

Esto implica implementar la gobernanza en Essalud, para que tenga una estructura organizativa clara, con una gestión eficiente de recursos y rendición de cuentas, donde el asegurado esté en el centro de sus prioridades. Un proyecto de ley del congresista Alejandro Cavero propone fortalecer el Consejo Directivo de Essalud para que los asegurados elijamos a parte de ese directorio como representantes nuestros. Además, que sea esta instancia la que designe al presidente ejecutivo de la institución sobre la base de determinados criterios meritocráticos. Hoy, quien ocupa este cargo es propuesto por el ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, con lo que suele ser una elección con carga política. De hecho, desde el 2012 Essalud ha tenido nueve presidentes ejecutivos. La iniciativa comprende las mejores prácticas internacionales en términos del manejo eficiente de una institución.

Si hablamos de mejora en la eficiencia, es imposible no pensar en los dos hospitales “bata blanca” que tiene Essalud como resultado de asociaciones público-privadas (APP). Se trata de los hospitales Guillermo Kaelin, en Villa María del Triunfo, y Alberto Barton, en el Callao. Esta modalidad incluye todos los servicios asistenciales y no asistenciales. La aplicación del modelo de APP en el sector Salud está contribuyendo con servicios de mayor eficacia y calidad y debe ampliarse. Requerimos de más hospitales como estos, porque sus incentivos están alineados con los del paciente (atención de calidad con los menores tiempos de espera) y no con la burocracia de turno.

El presidente de la Confiep, Alfonso Bustamante Canny, ha remarcado también que el empleador contrata en favor del trabajador y de su familia un seguro de salud universal a todo riesgo, pero con la particularidad de que ni el trabajador ni el empleador pueden elegir a su aseguradora o empresa prestadora de salud. “Están capturados por el monopolio de Essalud, el cual, a pesar de ser una empresa financiada exclusivamente por aportes empresariales, tiene una gestión que está a cargo del Ministerio de Trabajo, quien designa al omnipotente presidente del directorio para administrar la institución con resultados inaceptables para el asegurado, tanto en la oportunidad como en la calidad de los servicios prestados”, señaló.

Una iniciativa que se liquidó en el gobierno de Pedro Castillo fueron las Unidades Básicas de Atención Primaria (UBAP). Eran empresas privadas que atendían a asegurados de Essalud con la calidad y oportunidad establecida en el contrato, lo que permitía tener menor tiempo de espera para las citas médicas, mayor percepción de calidad, mayor capacidad de resolución de los problemas de los pacientes, entre otros. ¿Por qué no replicar más de estas experiencias exitosas para los pacientes en vez de eliminarlas? El modelo UBAP es más económico que el esquema tradicional de salud y tiene menor margen para la corrupción.

En Lima Metropolitana y Callao debemos destacar los casos de Farmacia Vecina y el Programa de Atención Domiciliaria (Padomi). Ambos son programas de Essalud que operan exitosamente en colaboración con la empresa Salog. Farmacia Vecina convoca a farmacias y boticas privadas de Lima para ayudar a descentralizar el despacho de medicamentos. Los establecimientos farmacéuticos reciben las recetas de cada asegurado para que puedan recoger sus medicinas en lugares cercanos a su hogar. Este servicio es especialmente vital para los pacientes con enfermedades crónicas.

El segundo, Padomi, es el programa de atención domiciliaria de Essalud. Este servicio especializado y diferenciado permite atender principalmente a mayores de 70 años. Padomi Delivery, en alianza con Salog, lleva los medicamentos a los domicilios de los asegurados a este programa.

Como hemos sostenido antes en esta columna, urge evaluar seriamente nuestra política de protección social. No podemos continuar con una política que no es transparente, no es equitativa y no incluye el financiamiento necesario para brindar cobertura efectiva a los trabajadores del sector formal


*Videnza ha realizado consultorías para Salog e IBT, gestor de hospitales de Essalud.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Janice Seinfeld es fundadora y presidenta del Directorio de Videnza Consultores